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miércoles, 15 de enero de 2014

GUDERIAN CRUZA EL DNIEPER (1941)

La llegada al Berezina de la 17 División Panzer en Borisov fue precedida por el rápido avance de la 3 División Panzer hacia Bobruisk, más al sur a lo largo del mismo río, el 28 de junio. Había sido la intención del OKH para la 3 División Panzer que fuera utilizada para ayudar al 3 Grupo Panzer ha sellar más efectivamente la bolsa de Minsk-Novogrudok, pero Guderian tenía puesta su mirada en una misión más al este –el cruce del río Dnepr. Halder, por supuesto, no había hecho nada para disuadir a Guderian de enviar a la 3 Panzer hacia Bobruisk, una maniobra que abría la posibilidad de una rápida penetración sobre el Dnper cerca de Mogilev o de Rogachev, incluso aunque serios problemas todavía estaban siendo causados por los intentos rusos de huída en la bolsa más al oeste, en el área de Volkovysk y Novogrudok. Hitler, entretanto, el 29 de junio había de nuevo expresado su preocupación a Brauchitsch sobre que las amplias operaciones panzer ponían en peligro el éxito de los grandes cercos, y prevaleció sobre el comandante en jefe del Ejército al pedir al Grupo de Ejércitos Centro que no permitiera a Guderian avanzar más allá de Bobruisk sino que más bien tendría que retenerlo en la ciudad “solamente por seguridad”.

 Halder, sin embargo, no tendría parte en esta clase de titubeo y esperaba que Guderian utilizaría cualquier oportunidad para cruzar el Dnepr: Si él no hiciese eso, sería un gran error. Espero que hoy [29 de junio] haya tomado los puentes del Dnepr en Rogachev y Mogilev, por consiguiente abriendo el camino hacia Smolensk y la aproximación hacia Moscú. Solamente de este modo el puente terrestre fortificado entre el Dvina y el Dnepr será aislado de Moscú. El cruce del Dnepr no pudo ser hecho inmediatamente, porque el Grupo de Ejércitos Centro necesitaría varios días, aproximadamente hasta el 5 de julio, para resuministrar y reagrupar a los dos grupos panzer. Más tiempo también sería necesario para completar la transferencia de los mandos de los 2 y 3 Grupos Panzer desde el control directo del Grupo de Ejércitos Centro al mando del Cuarto Ejército de von Kluge, una tarea que fue finalmente cumplida el 3 de julio. Era la intención de von Kluge de posponer el cruce del Dnepr de Guderian hasta que los dos cuerpos de infantería de su nuevo mando, el así llamado Cuarto Ejército Panzer, pudieran ser traídos para prestar ayuda. Guderian también estaba preocupado sobre la viabilidad de perforar la línea del Dnepr sin la ayuda de unidades de infantería que estaban siendo traídas por tren, pero el grupo de ejércitos solamente pudo responder que toda la capacidad de transporte por ferrocarril estaba hasta el límite llevando bastantes suministros hasta el frente. Otro problema que causó a Guderian alguna dificultad fue que sus unidades habían sufrido ya 3.382 bajas hasta el 3 de julio y el 7 de julio había informado al OKH que el 10 por ciento de sus tanques se habían perdido y solamente el 35 por ciento de los tanques en las 3 y 18 Divisiones Panzer eran capaces de combatir. La 10 División Panzer estaba en mejor condición, con el 80 por ciento de sus tanques en servicio, pero la situación global en reparaciones y averías de los vehículos blindados de los grupos panzer no auguraban una victoria relámpago sobre el Ejército Rojo. Pero el Ejército Rojo no estaba esperando pasivamente a que Guderian hiciese el primer movimiento. El Mariscal Timoshenko tenía sus propios planes. El 4 de julio, el XXIV Cuerpo Panzer, encabezado por las 3 y 4 Divisiones Panzer y seguido por la 10 División Motorizada, había asegurado varios cruces sobre el Berezina y había llegado hasta el Dnepr cerca de Rogachev y en Stary Bykhov. Las fuerzas soviéticas al oeste del Dnepr estaban, sin embargo, lejos de agotarse, ya que su escalón operacional habían transformado Rogachev, Mogilev y Orsha en fortalezas formidables. El 5 de julio, una poderosa fuerza soviética compuesta por unidades del Veintiún Ejército cruzó el Dnepr cerca de Zhiobin, al sur de Rogachev, y avanzó hacia Bobruisk. Esta acometida fue eludida y hecha retroceder a través del río por la 10 División Motorizada con alguna ayuda de la 3 División Panzer, pero no obstante, el área entre el Dnepr y el Berezina permaneció peligrosa ya que muchas unidades rusas continuaban operando aquí, destruyendo puentes y causando dificultades en el suministro. El 12 de julio, Guderian imploró al Grupo de Ejércitos Centro que hiciera algo al respecto poniendo la línea ferroviaria Minsk-Bobruisk en servicio, pero el Grupo de Ejércitos tuvo que responder que “esta área era todavía demasiado peligrosa para trabajar allí”.

 
Heinz Guderian en chulio de 1941
 
Guderian, sin embargo, no podía esperar a que estos problemas fueran solucionados; estaba determinado a forzar el cruce del Dnepr el 10 de julio y dejar la seguridad del área oeste del río a la infantería del Segundo Ejército de von Weich, el cual, en su mayor parte, estaba todavía cerca de Minsk. Con objeto de cruzar el Dnepr tan fácilmente como fue posible y abrir el camino hacia Smolensk desde el sur y el oeste, Guderian hizo una fatídica decisión. Decidió rodear los cruces principales del río en Zhiobin, Rogachev, Mogilev y Orsha, donde las mayores concentraciones de fuerzas rusas estaban situadas, y transferir sus unidades hacia la orilla este en Stary Bykhov, al norte de Rogachev, y en Shklov y Kopys, entre Mogilev y Orsha. Este área estaba cubierta por la reserva táctica rusa. Estas unidades rusas fueron reunidas con otras fuerzas fragmentadas y se les dio la designación de “Trece Ejército”. La decisión de Guderian de cruzar el río aquí parecía buena sobre el papel ya que permitía al 2 Grupo Panzer atravesar la línea rusa en sus puntos más débiles, llevando por consiguiente a la captura de Smolensk en un golpe rápido para el 16 de julio, la fecha más temprana que el mando del Cuarto Ejército Panzer había establecido para la llegada de la masa de la infantería del Segundo Ejército al Dnepr. Las maniobras de esta clase eran estimadas por el corazón de Guderian –esto es, golpear al enemigo en su enlace más débil con los blindados y dejar a la infantería que se ocupase de los puntos fuertes más tarde. Esta filosofía fue machacada por Guderian en las cabezas de sus comandantes subordinados; el 7 de julio les dirigió la palabra en una sesión informativa anterior al cruce del Dnepr: “Todos los comandantes del grupo panzer y sus tropas deben hacer caso omiso de las amenazas sobre los flancos y retaguardia. Mis divisiones solamente saben presionar hacia delante”. La idea, sin embargo, de avanzar a través del Dnepr, exponiendo así el flanco derecho del grupo panzer al peligro de un contraataque de las fuerzas de Timoshenko al este del río, mientras dejaba a las poderosas concentraciones rusas alrededor de Rogachev-Zhlobin, Mogilev y Orsha sin molestar en la retaguardia, era demasiado para que algunos de los propios comandantes de Guderian lo aceptaran. El 8 de julio, el XXIV Cuerpo Panzer del General von Schweppenburg había capturado un mapa ruso que mostraba los efectivos del Ejército Rojo en Rogachev-Zhlobin y mostraba una conexión entre estas fuerzas y la gran agrupación rusa en torno a Gomel. Este mapa también indicaba que un planeado contraataque ruso desde el sudeste tendría lugar tan pronto como el grupo panzer cruzara el río. Como resultado de esta información, von Schweppenburg recomendó encarecidamente que el ataque fuera pospuesta hasta que la infantería hubiese sido traída hasta Bobruisk o hasta que su cuerpo panzer pudiera ser reforzado. La misma preocupación fue expresada por von Kluge, quien apareció en los cuarteles generales de Guderian a primeras horas de la mañana del 9 de julio. Él, también, se oponía al cruce del Dnepr por el 2 Grupo Panzer sin esperar a la infantería y a más apoyo de artillería, pero Guderian no quería escuchar ninguno de tales argumentos. Le dijo a von Kluge, medio en serio, que los XXIV y XLVI Cuerpos Panzer habían sido ya concentrados en sus posiciones de partida y que mantenerlos allí durante mucho tiempo los expondría al peligro de ser atacados por la fuerza aérea rusa. Guderian vino a decir que, si este ataque tenía éxito, entonces la campaña probablemente se decidiría en este mismo año. Tras escuchar el bombardeo de excusas de Guderian, y conocer completamente bien que estaba hablando con la autoridad del Grupo de Ejércitos Centro y del OKH, el mariscal de campo a regañadientes cedió en el empeño, aunque advirtió proféticamente a Guderian, “¡Sus operaciones siempre penden de un hilo!”.
 
Flanqueo del Dniéper - julio de 1941

Como ilustración de qué clase de improvisación era necesaria a comienzos de julio, un batallón de la 255 División de Infantería, sin la aprobación del Grupo de Ejércitos Centro o del Segundo Ejército, fue cargado en camiones proporcionados por la 3 División Panzer y trasladado desde el sudeste de Minsk hasta Bobruisk durante la noche del 9 de julio. La parte principal del LIII Cuerpo de Ejército, sin embargo, no pudo alcanzar Bobruisk antes del 12 de julio. El apresurado progreso del 2 Grupo Panzer y su consecuente falta de apoyo de infantería llevó a otra molesta situación el 4 de julio después de que la 3 División Panzer lograra establecer una cabeza de puente sobre la orilla este del Dnepr cerca de Rogachev. Los continuos ataques, sin embargo, del LXIII Cuerpo de Fusileros del Veintiún Ejército Ruso, personalmente ordenados por Stalin, forzaron al Teniente General Model a ordenar a sus unidades retroceder a la orilla oeste el 6 de julio. También, el 8 de julio, el cuartel general de Guderian solicitó al Cuarto Ejército Panzer que acelerara la transferencia de suministros de munición a través del área de suministro del Segundo Ejército, ya que los XXIV y XLVI Cuerpos Panzer estaban informando de escasez, especialmente de proyectiles de artillería pesada. La “Orden del Día” del Grupo de Ejércitos Centro del 8 de julio anunció el final de la batalla de Bialystok-Minsk y la captura de 287.704 prisioneros rusos. De esta cantidad solamente alrededor de cien mil fueron hechos en la bolsa más pequeña alrededor de Bialystok. La caída de Smolensk estaba ahora a corto plazo, pero tal prisa al final no ganó nada para Guderian. Los problemas a los que se enfrentaban su grupo panzer desde el sudeste y también desde la retaguardia absorberían aún más su atención, y la quimera de Moscú lentamente se alejaría al segundo plano según la presión rusa contra sus unidades y contra el Segundo Ejército procedente desde el oeste gradualmente se intensificaba.

 
Unidades de las Waffen SS cruzan el Dniéper en 1941 (propaganda alemana de la época)

martes, 14 de enero de 2014

LA CARRERA HACIA EL DNIEPER

La Formación de las Bolsas de Bialystok-Minsk (1941)

El despliegue de las legiones orientales de Hitler comenzó en febrero de 1941 con la llegada a Polonia de siete divisiones de infantería y una motorizada a bordo de trenes militares desde el oeste. Desde mediados de marzo a mediados de abril, dieciocho grandes unidades se trasladaron al oeste de Polonia, y desde entonces hasta el primero de mayo, la Reichsbahn (red de autopistas del Reich) tuvo que aumentar la media normal de tráfico en las líneas ferroviarias polacas a un 100%. Además del movimiento de tropas, un nuevo e inmenso complejo de búnkeres, llamado el Wolfschanze o “Guarida del Lobo” por Hitler, fue construido cerca de Rastenburg en Prusia Oriental para servir como cuartel general para el fuhrer y el OKW durante la guerra en Rusia. Los cuarteles generales del OKS fueron establecidos en Maurwald, cerca de Angerburg, alrededor de una hora de coche del Wolfschanze. De una forma sutil, la lejanía de este lugar contribuyó a la sensación de aislamiento sentida por los comandantes del Ejército. En total, 2.5 millones de hombres fueron desplegados por los alemanes a lo largo del frente del este el 22 de junio de 1941, con algo menos de la mitad de ellos, 1.162.000, posicionados en el área del Grupo de Ejércitos Centro del Mariscal de Campo von Bock. De las 17 divisiones panzer enviadas al este, 5 estaban incluidas en el 2 Grupo Panzer de Guderian frente a Brest Litovsk y 4 fueron situadas alrededor de Suvaiki en el 3 Grupo Panzer de Hermann Hoth. No había ninguna duda en la mente de Halder de que el Grupo de Ejércitos Centro era lo bastante potente para aplastar toda resistencia en el área Bialystok-Minsk y luego rápidamente alcanzar los primeros objetivos operacionales importantes en los ríos Dnepr y Dvina. Era la misión de los dos grupos panzer situados en los flancos del Grupo de Ejércitos Centro avanzar hacia el saliente de Bialystok desde el norte y el sur y enlazar al este de Minsk, creando así, según Halder, las condiciones favorables para la destrucción de las fuerzas enemigas situadas entre Bialystok y Minsk. Tras lograr este primer objetivo, Guderian y Hoth procederían rápidamente hacia la línea Smolensk- Yelnia-Roslavl a través del Dnepr y hacia Vitebsk y el área del Dvina superior, con objeto, se esperaba, de evitar que los rusos ganaran tiempo para erigir una defensa coherente utilizando estas dos importantes barreras fluviales. A los dos ejércitos de infantería asignados al Grupo de Ejércitos Norte, el 9 comandando por el Coronel General Strauss y el 4 al mando del Mariscal de Campo von Kluge, se les dio la misión de seguir por detrás a los dos grupos panzer tan cerca como fuera posible y asegurar la bolsa Bialystok-Minsk después de que el anillo blindado se hubiera cerrado alrededor de Minsk. Los rusos entonces atrapados en la bolsa se esperaba que se rindieran en masa o que sucumbieran rápidamente frente a la grandemente superior fuerza alemana. El 4 Ejército debía ayudar a Guderian en el cruce de la frontera en el flanco sur del Grupo de Ejércitos Centro y luego seguir a su 2 Grupo Panzer, mientras que el 9 Ejército debía de realizar la misma función en cooperación con el 3 Grupo Panzer. En el extremo del flanco sur del Grupo de Ejércitos Centro estaba situada la 1 División de Caballería, a la cual le fue asignada la difícil misión de moverse a lo largo del borde de los Pantanos Pripet y guardarlos contra un avance soviético desde el sur. Esta división montada sería más tarde reforzada por dos divisiones de infantería. Era el plan de Halder, exacto para sus falsas teorías sobre la estrategia rusa de defensa, subordinar los dos grupos panzer del Grupo de Ejércitos Centro a los ejércitos de infantería durante la fase inicial del ataque el 22 de junio. Era creído por el OKH que las fortificaciones rusas a lo largo de la línea de demarcación serían más fuertes de lo que de hecho resultaron ser. Por esta razón, Halder consideraba razonable utilizar la artillería y la infantería para efectuar la ruptura inicial, conservando a la fuerza acorazada para la rápida explotación de la anticipada ruptura exitosa de la línea de defensa enemiga. Poner a la infantería delante de los tanques durante el asalto inicial era, sin embargo, justo la clase de táctica que Guderian deseaba evitar. En su imaginación, Guderian visualizó a las escasas buenas carreteras en Rusia siendo atoradas por las columnas en marcha de hombres y vehículos motorizados lentos y tirados por caballos. La experiencia en Francia había mostrado que las rápidas unidades de tanques encontrarían retrasos en pasar a través de tales obstáculos, así que Guderian rechazó firmemente la propuesta de Halder cuando el jefe del estado mayor le visitó en su cuartel general en Varsovia el 6 de junio. Halder hizo la misma propuesta al jefe del estado mayor del Grupo de Ejército Norte, pero también fue rechazada por el Coronel General Hoepner, el comandante del 4 Grupo Panzer. Estos incidentes sin duda contribuyeron a la falta de respeto que Guderian y otros generales panzer sintieron por el OKH, un sentimiento que se convertiría en una enemistad profunda y personal cuando la campaña en Rusia comenzó a desarrollarse desfavorablemente. Más allá de esto, el Coronel Rudolf Schmundt, ayudante en jefe de Hitler, estaba activamente intentado persuadir al fuhrer para despedir a algunos de los viejos “atrincherados” líderes del OKH y reemplazarlos por generales que tenían una experiencia de combate más reciente. Schmundt especialmente quería que Guderian reemplazara a Brauchitsch. El concepto estratégico alemán de la disposición de las fuerzas rusas a lo largo del frente del este obligaba al OKH a asumir que la primera reacción enemiga tras el asalto alemán sería intentar retirar a todas las fuerzas de la frontera en una retirada apresurada y reagruparlas a lo largo de una línea provisional de defensa más al este, presumiblemente detrás de la línea Dnepr-Dvina. El plan de Halder entonces de utilizar a las puntas de lanza blindadas de gran alcance para sellar las líneas de retirada de la fuerza principal enemiga agrupada a lo largo de la frontera estaba hecho a la medida para satisfacer una situación que no existía. A las 21:15 del 22 de junio, el Mariscal Timoshenko ordenó a los Frentes Noroeste, Oeste y Sudoeste que tomaran la ofensiva. Ninguna orden fue dada por el Mando Supremo Soviético para que los 3 y 10 Ejércitos se retiraran del saliente de Bialystok a la línea Lida-Slonim-Pinsk hasta el 25 de junio. No era la intención del mando del Ejército Rojo ordenar una retirada inmediata de las fuerzas en el saliente de Bialystok, ni estas unidades representaban nada más que una pequeña parte de los recursos militares a su disposición. Incluso si las suposiciones de Halder hubieran sido correctas sobre la colocación del Ejército Rojo, la probable reacción del Mando Supremo Soviético a los movimientos de los grupos panzer alemanes para aislar el saliente de Bialystok, otros factores habrían hecho la puesta en marcha de un cerco tan vasto extremadamente arriesgado. La escala de maniobra en Rusia era mucho mayor que cualquier otra cosa previamente encontrada por el OKH, y la Wehrmacht carecía de suficientes unidades mecanizadas para manejar eficazmente tan grandes distancias. La distancia desde la línea de partida alemana a Minsk era de más de 300 kilómetros, y Smolensk estaba a 700 kilómetros de distancia. En comparación, en 1940 los tanques alemanes se vieron obligados a atravesar sólo 300 kilómetros desde la frontera del Reich hasta la desembocadura del Somme con objeto de aislar al ejército francés. De entre la cuota total de efectivos del Grupo de Ejércitos Centro, sólo el 18% estaba contenido en las unidades mecanizadas, mientras que en conjunto los alemanes se preparaban para comenzar las operaciones en la Unión Soviética, en todos los frentes, con solamente 3.200 tanques. Aunque el OKH se había comprometido a una estrategia que favorecía el movimiento rápido sobre largas distancias, una pesada confianza recayó en los caballos, con unos 625.000 de ellos siendo utilizados para tirar de todo desde cocinas de campaña a piezas de artillería. La Wehrmacht comenzó la guerra en el este con un total de alrededor de 600.000 vehículos a motor de todas clases; sin embargo, muchos de ellos eran de origen checo o francés y tenían débiles suspensiones que no podrían transitar por las escasamente asfaltadas carreteras rusas, a menudo con arena hasta la altura del eje cuando el tiempo era seco e intransitables cuando llovía. Sólo alrededor del 3% de las carreteras en la Rusia europea estaban asfaltadas en 1941, y esto significaba que un gran esfuerzo sería colocado sobre el sistema de suministro alemán, que tendría que depender casi exclusivamente de camiones hasta que la red ferroviaria rusa pudiera ser reparada y convertida al ancho de vía estándar europeo. Cuando los grandes cañones abrieron fuego a primeras horas del amanecer del 22 de junio y las primeras unidades alemanas cruzaron al otro lado hacia territorio soviético, informes comenzaron a fluir a los cuarteles generales del ejército que no se avenían con las opiniones preconcebidas de Halder sobre los planes de defensa enemigos. No sólo la resistencia rusa a lo largo de la frontera fue en muchos casos sorprendentemente leve, sino que la actividad artillera soviética fue apenas visible. Estos hechos unidos a la incapacidad de la Luftwaffe de detectar cualquier gran movimiento ruso en las carreteras que salían del saliente de Bialystok durante los primeros días de guerra llevaron a algunos comandantes alemanes, particularmente a los de grandes unidades, se preguntaron si los rusos estaban ocultos en los bosques alrededor de Bialystok o si eran muchos más débiles en fuerza de lo que la inteligencia alemana había estimado. También existía otra posibilidad, una que Strauss temía que fuera verdad: “¿Estaban sus concentraciones situadas más al este, lo que hizo que tuviéramos una idea falsa sobre su despliegue?”. Los informes sobre la ausencia de una retirada rusa del saliente de Bialystok fueron racionalizados por Halder como siendo debidos a la “torpeza” del mando ruso, al que consideraba incapaz de tomar contramedidas a nivel operacional. Era su punto de vista que los rusos tendían que defenderse en sus posiciones actuales, siendo incapaces de reaccionar apropiadamente, debido a que el Ejército Rojo carecía de la capacidad para discernir el amplio campo de acción de los movimientos de la Wehrmacht. La ausencia de cualquier movimiento ruso de retirada desde el saliente de Bialystok también provocó una fuerte impresión sobre Guderian, quien anotó en el diario de guerra de su grupo panzer, “Es posible que el Alto Mando Ruso supo del ataque entrante pero no pasó la información a las fuerzas que actualmente participan en el combate”. El hecho, sin embargo, de que el número de prisioneros rusos cogidos durante el primer día de acción fuera considerablemente más pequeño de lo que había sido anticipado, junto con la notable falta de artillería en las unidades soviéticas, causó alguna preocupación a Halder. Estos desarrollos desagradables forzaron al jefe del estado mayor a concluir que grandes porciones de fuerzas rusas estaban situadas más al este de lo que había sido al principio pensado, pero él creía que el grueso de estas fuerzas estaban no más lejos que Minsk y que después que los 2 y 3 Grupo Panzer enlazaran alrededor de esa ciudad, la amplitud de la brecha en el frente ruso, más sus fuertes pérdidas en la bolsa, permitiría al Grupo de Ejércitos Centro lograr plena libertad de acción. El sentimiento de desasosiego del OKH sobre qué preparaban hacer los rusos para defenderse fue aumentado por la información remitida al cuartel general por los Grupos de Ejércitos Norte y Sur durante el segundo día de la guerra. En el área del Grupo de Ejércitos Norte a lo largo del Báltico se había hecho evidente que el Ejército Rojo no hacía intento de defender Lituania y, de hecho, había comenzado ya una retirada hacía detrás de la línea Dvina en anticipación del ataque alemán. A pesar de esta señal de que el mando soviético había tenido prevenido Barbarroja e implementado un plan sofisticado y de amplia escala de defensa, Halder rechazó creer que el “la naturaleza ineficiente y lenta de su estructura de mando” permitiera cualquier clase de planificación. Entretanto, aunque los grupos de ejércitos Norte y Centro parecían hacer un progreso bastante rápido, la situación del Grupo de Ejércitos Sur se desarrollaba muy diferentemente. Allí, en Ucrania, la Wehrmacht había hincado el diente en granito ya que el Ejército Rojo estaba mejor equipado con los últimos modelos de armas, incluyendo los tanques T-34 y los aviones Mig-3, las cuales los alemanes apenas habían encontrado en los otros frentes y no habían esperado encontrarlas del todo. En una revisión de la situación el 24 de junio, Hitler dijo a Jodl que la fuerte resistencia soviética en Ucrania era la confirmación de su creencia de que Stalin había pretendido invadir Rumania y los Balcanes tarde o temprano y mostraba además que Moscú había asignado la protección de Ucrania la prioridad más alta. Hitler y Jodl aún estaban convencidos de que había sido la intención de Stalin durante algún tiempo comenzar una guerra contra Alemania por su propia iniciativa, y no pudieron ver cómo la poderosa presencia del Ejército Rojo en Ucrania contribuía a la estrategia total para la defensa de la Unión Soviética. No obstante, estaban en el camino correcto al determinar dónde estaba realmente la fuerza del Ejército Rojo. Mientras que Hitler, el OKH y el OKW trataban activamente de descubrir donde estaban los rusos, el Grupo de Ejércitos Centro estaba trabajando duramente para intentar erigir un sólido muro alrededor de la bolsa Bialystok-Minsk. El primer día de combate fue excepcionalmente bien para el 3 Grupo Panzer de Hoth. El río Nieman tenía cuatros puntos de cruce en el área operacional del 3 Grupo Panzer, los más importantes de los cuales eran tres puentes situados entre 45 y 70 kilómetros de la línea de demarcación, y todos ellos fueron tomados intactos. En el caso de los puentes en Olita, la 126 División de Fusileros y la 5 División de Tanques rusas intentaron desesperadamente defender los cruces del Nieman, pero la Luftwaffe resultó ser muy efectiva en mantener lejos de la orilla a la división de tanques. Los puentes pudieron haber sido destruidos con tiempo de sobra, y al Mayor N. P. Belov del 4 Regimiento de Puentes-Pontones del 11 Ejército se le había sido ordenado cumplir esta tarea a las 14:00 horas del 23 de junio, pero esta orden no fue obedecida inmediatamente, ya que los estudios adecuados de la estructura de hormigón del puente no habían sido hechos por adelantado. Finalmente, cuando los tanques alemanes se aproximaban, el comandante de las unidades en la orilla oeste rechazó dejar que los ingenieros hicieran su trabajo, lo cual ha llevado al menos a un historiador soviético a insinuar que esto fue un acto de traición que abrió el paso del Nieman a los alemanes. El veloz cruce de esta potencialmente problemática barrera fluvial aseguró el rápido progreso de Hoth hacia la línea Molodechno-Lago Naroch, y desde allí se podía hacer una aproximación sobre Minsk desde el noroeste. El fracaso del mando ruso de sostener la línea Nieman también llevó a la rápida caída de Vilna, que fue tomada por el XXXIX Cuerpo Panzer en las primeras horas de la mañana del 24 de junio. El camino parecía estar también abierto para Vitebsk y el “puente terrestre” entre los ríos Dvina y Dnepr al norte, un objetivo que a Hoth y a von Bock, también, les parecía ser particularmente importante ya que esta área se presentaba como el camino natural hacia Moscú desde el oeste.

 
Las derrotadas hordas de Stalin son contempladas por los civiles mientras marchan hacia el cautiverio


Para favorecer el propósito de asegurar la región Vitebsk-Orsha, una empresa que habría dejado con sólo dos divisiones motorizadas disponibles para evitar que los rusos huyeran de la bolsa de Minsk hacia el norte, Hoth ordenó a los LVII y XXXIX Cuerpos Panzer que estuviesen dispuestos para tomar Molodechno y avanzar hacia Glubokoe, al norte del Lago Naroch. El 24 de junio, sin embargo, el Grupo de Ejércitos Centro informó a Hoth que Brauchitsch había tomado la decisión de desviar a su grupo panzer de Vilna hacia el sur y el este, hacia Minsk, no al norte y al este como él y von Bock habían deseado. El 3 Grupo Panzer se dirigía ahora a tomar las alturas al norte de Minsk y a cooperar con el 2 Grupo Panzer en sellar la bolsa de Minsk. Esta orden desalentó a Hoth, quien estimaba la bolsa Bialystok-Minsk como relativamente sin importancia comparada con la urgente necesidad de asegurar el “puente terrestre” entre los ríos Dvina y Dnepr antes de que los rusos pudieran agrupar suficientes fuerzas a lo largo de estos dos ríos para construir una defensa apropiada. Hoth había hecho un acuerdo con von Bock antes de la invasión sobre la aproximación Vitebsk-Orsha hacia Moscú como la primera prioridad de su 3 Grupo Panzer, y ahora toda la estrategia parecía estar en peligro por lo que Hoth creía ser un retraso excesivo. Hoth fue tan lejos como enviar al Teniente Coronel von Huenersdorff, que era el oficial de enlace del OKH destinado al 3 Grupo Panzer, a Prusia Oriental para implorar directamente a Halder para que tratara de cambiar esta decisión, pero esto no valió de nada. El OKH permaneció inalterable en llevar a cabo lo que Hoth ácidamente se refirió como una “táctica segura pero que consumía tiempo”. Hoth, como Guderian, en los primeros días de la guerra había comenzado ya a perder la fe en el OKH. Realmente, la actitud de Halder con relación a la aproximación Vitebsk-Orsha hacia Moscú no era fundamentalmente diferente de las de los generales panzer o von Bock. No obstante, Halder veía la necesidad de ejercer alguna restricción en el manejo del vasto cerco que ahora estaba teniendo lugar. El mayor problema quedaba en el área del Noveno Ejército después de que su XX Cuerpo de Ejército fuera duramente atacado por tanques rusos en la orilla este del río Lososna en Kuznica y Sidra. En la tarde del 24 de junio, el XX Cuerpo de Ejército estaba siendo sujeto a ataques desde tres lados por más de cien tanques, incluyendo algunos de los más nuevos y pesados T-34. La infantería alemana fue duramente presionada a rechazar las masas blindadas rusas sin tanques propios y con sólo unos cuantos de los altamente apreciados Sturmgeschutz, cañones de asalto autopropulsados. Para su horror, los comandantes de infantería alemanes descubrieron que los cañones antitanques de 37 mm (PAK) utilizados por los regimientos antitanques eran virtualmente ineficaces contra los últimos modelos de tanques rusos. El XX Cuerpo de Ejército comenzó ahora a solicitar frenéticamente más armas antitanques y más munición penetrante de blindajes, algunas de las cuales fueron llevadas por la Luftwaffe. Fue el VIII Cuerpo Aéreo de von Richthofen quien salvó el ala derecha del Noveno Ejército de un grave daño el 24 y el 25 de junio respondiendo rápidamente a las peticiones de ayuda del XX Cuerpo. Los JU-87 Stukas, en algunos casos equipados con bombas de fósforo, resultaron ser particularmente efectivos al desorganizar a las largas columnas de tanques soviéticas en el área Lunna-Indura-Sokolka y también el área al sur de Grodno. Los problemas a los que se enfrentaban el Noveno Ejército fueron causados por el contraataque de dos cuerpo mecanizados planeado por el comandante del Frente Oeste, D. G. Pavlov, contra lo que él creía que sería el flanco sur del 3 Grupo Panzer avanzando desde Suvaiki hacia Moscú. Hoth, sin embargo, había cruzado el Nieman mucho antes de lo que Pavlov podía haber anticipado por las razones ya expuestas, por lo que el grueso de los tanques rusos se precipitó en el flanco derecho del Noveno Ejército, rozando solamente el flanco sur de Hoth. El XI Cuerpo Mecanizado Soviético fue el primero en entrar en acción desde el sur de Grodno, y más tarde se le unió el VI Cuerpo Mecanizado, quien se trasladó desde el noreste de Bialystok al sudeste de Grodno. Los blindados rusos desde alrededor de Grodno inicialmente lograron algunos éxitos particularmente la 29 División de Tanques comandada por el Coronel N. P. Studnev, pero los masivos ataques aéreos alemanes fueron demasiado para que vencieran. El bombardeo aéreo alemán de Grodno hizo estragos en las comunicaciones rusas en esta área, y a pesar de todos los esfuerzos, los contraataques bien coordinados fueron imposibles. El fallo virtualmente total de Pavlov en atacar al 3 Grupo Panzer significó que Minsk quedaba sin protección blindada, y la penetración de Hoth hacia esa ciudad desde alrededor de Molodechno el 26 de junio fue así realizada mayormente sin impedimentos. Pavlov estaba bajo la errónea impresión de que Hoth viraría sus tanques hacia el sur después de alcanzar Lida, no Molodechno, como de hecho hizo. Como resultado, no había preparado una defensa adecuada de Minsk sino que en lugar de ello envió al XXI Cuerpo de Fusileros desde el escalón inmediato de reserva hacia Lida desde el oeste de Minsk. La maniobra de Pavlov a este respecto puede ser designada como un error, pero la rápida captura de Minsk por Hoth no fue el único resultado importante del choque de los dos cuerpos mecanizados con el Noveno Ejército. La brecha que se abría firmemente entre las unidades motorizadas del 3 Grupo Panzer y las unidades de infantería del Noveno Ejército fue más ampliada por el contraataque de Pavlov, y los rusos fueron capaces de utilizar este retraso en el progreso de la infantería alemana para efectuar la huída al norte y al sur de importantes unidades que de otro modo hubieran sido seguramente atrapadas. La detención del ala derecha del Noveno Ejército cerca de Grodno también significaba que Grodno tendía que ser el punto decisivo para que la infantería alemana presionara hacia el sur para enlazar con el Cuarto Ejército alrededor de Bialystok con objeto de contener a las fuerzas rusas alrededor de esta ciudad. Para el Noveno Ejército, el cerco en torno a Bialystok tendría que ser inicialmente formado con cinco divisiones de infantería, cada una teniendo un frente de aproximadamente 25 kilómetros. Un frente de 25 kilómetros sería bastante difícil de defender para una división de infantería bajo circunstancias favorables, pero muy problemático ciertamente en los espesos bosques alrededor de Bialystok. Hacer un intento y extender el frente del Noveno Ejército más cerca de la parte principal del 3 Grupo Panzer, más hacia el este, era, el 25 de junio, una imposibilidad, pero von Bock no fue disuadido de ordenar a todo un cuerpo de ejército del Noveno Ejército girar al noreste hacia Vilna. Este giro fue planeado para ayudar al proyectado avance de Hoth hacia Vitebsk-Orsha pero habría seriamente deteriorado la capacidad del Noveno Ejército para mantener un frente continuo en torno a Bialystok. En la tarde del 25 de junio, el Coronel Schmundt, ayudante en jefe de Hitler, voló al cuartel general del Noveno Ejército e informó a Strauss de que el fuhrer estaba completamente de acuerdo con el Noveno Ejército sobre la inconveniencia de la acción de von Bock y de que el Grupo de Ejércitos Centro, consecuentemente, había emitido una orden girando a todo el Noveno Ejército hacia el sur. Halder comentó que era “característico” de von Bock demandar una orden por escrito del OKH antes de ejecutar la maniobra de cierre en torno a Bialystok. Después de no poder convencer a Schmundt de la necesidad de llevar a cabo un gigantesco cerco que abarcara todo el camino alrededor de Smolensk, von Bock entonces dirigió sus frustraciones sobre Brauchitsch, quien visitó el Grupo de Ejércitos Centro al día siguiente, otra vez en vano. Hitler había ya expresado preocupación a Brauchitsch sobre la integridad de la bolsa de Bialystok durante una conferencia en la tarde del 24 de junio, y esta preocupación fue manifestada más adelante en una orden emitida por el fuhrer al día siguiente que prohibía la realización de operaciones blindadas por los Grupos de Ejércitos Centro y Sur demasiado lejos hacia el este sin que fueran tomadas precauciones apropiadas para asegurar las áreas de retaguardia. La respuesta de Halder a esto fue referirse a la orden de Hitler como “la misma cantinela” y más aún decir que “esto no cambiará nuestros planes del todo”. Lo que el jefe del estado mayor tenía ahora que hacer era remediar las serias dificultades a las que se enfrentaba el Noveno Ejército, aplacando así a Hitler, mientras al mismo tiempo daba a los generales panzer del Grupo de Ejércitos Centro una cantidad máxima de libertad del control de cualquier autoridad superior. Halder trató de lograr su doble propósito de dos formas: (1) permitiendo al Noveno y Cuarto Ejércitos cambiar de dirección interiormente desde el norte y sur para formar un apretado anillo interior alrededor de Bialystok y (2) permitir que solo los grupos panzer formaran un anillo exterior más al este en torno a Minsk. Así, el 28 de junio, tras el enlace de Guderian con Hoth en torno a Minsk, dos grandes bolsas habían sido formadas –una alrededor de Bialystok, por unidades de infantería que no tenían prácticamente blindados, y otro alrededor de Novogrudok-Minsk, con blindados pero con solamente seis divisiones de infantería motorizada- en lugar del único cerco originalmente planeado. Con objeto de mejor manipular esta complicada situación, Halder decidió utilizar una astuta táctica que estaba proyectada de inmediato para aumentar la confianza de Hitler en el OKH mientras abría el camino para que Hoth y Guderian corrieran hacia delante y alcanzaran la línea Dnepr-Dvina sin esperar a la resolución de las batallar en torno Bialystok y Minsk-Novogrudok. Esto fue hecho activando al personal de mando del Segundo Ejército del Coronel General von Weich, que se suponía que tenía que ser mantenido en reserva en posen hasta después de que el Grupo de Ejércitos Centro hubiera alcanzado Smolensk, y dándole el mando sobre la mayor parte de las unidades de infantería del Cuarto Ejército de von Kluge, entonces operando en el lado sur de la bolsa de Bialystok. Cuando esta orden fue dada el 25 de junio, al mismo tiempo los 2 y 3 Grupos Panzer eran colocados directamente bajo el mando del Cuarto Ejército de von Kluge junto con dos cuerpos de infantería. Poner a los grupos panzer bajo un comandante de artillería de la vieja guardia como von Kluge irritó gravemente a Guderian, pero el arreglo ofreció al OKH varias ventajas. Guderian estaba tan contrariado por esta acción que envió al Mayor von Below, el oficial de enlace del estado mayor destinado al 2 Grupo Panzer, de vuelta al Mauerwald en Prusia Oriental para decirle a Halder que prefería ser relevado de su mando antes que servir bajo von Kluge. Halder no estaba inclinado a escuchar, sin embargo, porque esperaba que Hitler aceptaría esta acción como prueba de que el OKH estaba intentando de enfriar la sangre de Guderian debilitando el control de von Bock sobre él, pues era bien sabido que von Bock, junto con Guderian y Hoth, eran los defensores más fuertes de un avance directo sobre Moscú. Von Kluhe, en cambio, más conservador y ortodoxo en sus puntos de vista en tales asuntos, estaba de acuerdo con Hitler sobre la necesidad de utilizar los grupos panzer para ayudar a mantener la bolsa de Bialystok. Fue por esta razón que Halder resueltamente rehusó dar el mando de ambos grupos panzer a Guderian, una posibilidad que habló sobre ella con Paulus y Wagner, pues debía haber sabido que esta acción habría despertado excesivamente las sospechas del fuhrer sobre las actividades del OKH y del estado mayor del Grupo de Ejércitos Centro. Además, Halder probablemente no confiaba demasiado en Guderian, debido a que tenía la reputación, desaprobada en círculos del ejército, de ser leal a Hitler –en caso de no ser un nazi consumado. Guderian fue uno de los pocos generales del ejército regular –otro fue von Reichenau- que habitualmente utilizaban el saludo brazo en alto nazi. Esta desconfianza impidió a Halder colocar a Guderian en una posición donde podría haber tenido un contacto más inmediato con Hitler. Finalmente, Halder esperaba que Guderian y Hoth “harían lo debido” avanzando rápidamente hacia Moscú incluso aunque carecían de órdenes específicas ordenándoles hacer eso. El mismo OKH no podía dar tales órdenes, porque Hitler seguramente tendría que haberlas rescindido; el fuhrer había ya expresado sus deseos sobre este punto muy explícitamente a Brauchitsch. Es evidente, también, que von Bock era un conocido participante en el plan de Halder, pues le dijo a Guderian a secas que él personalmente no quería tener responsabilidad por las acciones de los generales panzer, y él no dejó dudas en la mente de Guderian de que el OKH esperaba de los comandantes de los grupo panzer que “llevaran a cabo el plan previamente aceptado” ya sea sin órdenes o incluso contra órdenes. En este punto, Guderian debía haber tenido la sensación de que Halder y Brauchitsch estaban preparando dejarle en un extremo, diciéndole que tomaba todo el riesgo que implicaba desobedecer órdenes mientras que ellos mismos no asumían ninguna responsabilidad en caso de que algo pudiera salir mal. Las dudas de Guderian sobre los motivos y acciones del OKH en este sentido fueron profundamente aumentadas. El avance de Guderian a través del Río Bug en el área de Brest Litovsk había ido realmente sobre ruedas en la mañana del 22 de junio, aunque la valiente defensa rusa de la fortaleza de la misma Brest fue una sorpresa inoportuna. La 45 División de Infantería Alemana tuvo que pagar un alto precio en sangre con objeto de vencer a los defensores de Brest, muchos de los cuales eran nuevos reclutas, que lograron resistir durante varias semanas detrás de sus fortificaciones. Toda la 45 División de Infantería fue retenida en Brest Litovsk hasta el 1 de julio, y partes de ellas tuvieron que ser retenidas en el área durante otras tres semanas. El intento de Pavlov, el 23 de junio, de organizar un avance contra el 2 Grupo Panzer desde el área de Kobrin hacia Brest había caído en desgracia debido al continuo bombardeo aéreo y artillero alemán que dispersó al XIV Cuerpo Mecanizado y le impidió de ser empleado de manera unificada. Como resultó, la 22 División de Tanques Rusa al este de Brest, la 30 División de Tanques en Pruzhany, y la 205 División Motorizada cerca de Bereza, fueron lanzadas en la batalla por piezas. Como resultado, el Cuarto Ejército Ruso no tuvo más elección que retroceder hacia el este. A las 14:00 horas del 24 de junio, el XXIV Cuerpo Panzer de Guderian había logrado cruzar el río Shchara cerca de Slonim en el área de la 55 División de Fusileros Rusa, la cual justamente había sido retirada desde Slutsk para reemplazar a la 205 División Motorizada. Tras cruzar el Shchara y de destruir también a los últimos veinticinco tanques del XIV Cuerpo Mecanizado, Guderian avanzó sobre Baranovichi el 25 de junio. Tras la caída de los cruces del río en Slonim, el Cuarto Ejército Ruso tenía cortada la retirada. Si bien el Cuarto Ejército había perdido ahora la capacidad de guía central, sus unidades se habían roto en formaciones autónomas. El 2 Grupo Panzer y la infantería alemana tendría sus manos ocupadas intentando contener los intentos rusos de huir hacia el este y el sudeste. El trabajo principal de bloquear los intentos rusos de escapar desde Bialystok hacia Slonim delegó en la 29 División Motorizada del heroico Teniente General von Boltenstern, mientras que las 17 y 18 División Panzer estaban así libres para avanzar sobre Minsk. Durante la noche del 24 al 25 de junio, los rusos habían ya situado a la 17 División Panzer en una “situación sumamente arriesgada” por un intento de huída, el cual incluyó algunos tanques, desde el área de la densa reserva forestal de Bialovicha a través de Volkovysk en la dirección general de Slonim, y éstos fueron la clase de ataques a los que la 29 División Motorizada tendría ahora que enfrentarse sola. El 26 de junio, esta división se suponía que mantenía un frente de sesenta a setenta kilómetros desde Slonim al Zeivianka, un riachuelo que fluía entre el oeste de Nieman y el norte de Slonim. En este día, los rusos montaron repetidos ataques con tanques y caballería contra la delgada línea alemana. De nuevo, los cañones antitanques de 37 mm e incluso los de 50 mm tuvieron poco efecto sobre los blindados rusos, y muchos tanques tuvieron que ser destruidos en las áreas de retaguardias por unidades de ingenieros con explosivos de gran potencia. Durante la noche del 29 de junio, en el área de Derechin y Zolochieva, una gran parte del Cuarto Ejército Ruso realizó una potente acometida hacia el este apoyada por artillería y tanques. El 7 Regimiento Panzer y el 71 Regimiento de Infantería Alemanes tuvieron que retirarse a la colina 131, al oeste de Derechin, donde aún podía alcanzar la carretera Zolochieva-Derechin con fuego de proyectiles, pero no pudieron evitar que los rusos fluyeran por el este. Otro grupo de batalla alemán fue igualmente estancado en la cima de la colina 191, también al oeste de Derechim, la siguiente noche. El 30 de junio, los rusos hicieron avanzar tanques para intentar abrir el puente Zeiva a través del Zeivianka, pero fueron rechazados incluso aunque hubo “pérdidas muy fuertes” para la 29 División. La división fue finalmente relevada por la infantería el 1 de julio, y los hombres se les dio un día de descanso cerca de Slonim antes de ser enviados a Baranovichi. Presumiblemente, muchas de las unidades rusas que escaparon fueron atrapadas más tarde en la bolsa de Minsk- Novogrudok, más al este, aunque la prematura debilitación de los lados este y sur del cerco delantero en torno a Minsk llevó a más penetraciones rusas entre Minsk y Slonim. El 29 de junio, von Bock había expresado su gran preocupación a Guderian sobre la probabilidad de una penetración rusa a través de la línea Minsk-Slonim y le aconsejó trasladar otras unidades, incluyendo la División SS “Das Reich”, a esta área. La respuesta de Guderian fue que las unidades del 2 Grupo Panzer en el sector ya eran suficientes y que todas las fuerzas disponibles eran necesitadas para alcanzar y cruzar el Dnepr. Mientras la 29 División estaba duramente comprometida en el sector Zeivianka- Slonim, Guderian estaba enfrascado en una lucha con von Kluge concerniente a su disposición y a la de la 4 Brigada Panzer de la 10 División Panzer. Von Kluge temía una masiva huida rusa en esta área y estaba determinado a mantener a la 29 División y a la 4 Brigada Panzer en sus posiciones, incluso aunque la mayoría del 2 Grupo Panzer estaba avanzando sobre Minsk.


Minsk, luego de ser capturada por los alemanes, en julio de 1941 

 En palabras de Guderian, “Es inaceptable para este comandante permitir que una división motorizada de este grupo panzer permanezca en áreas de retaguardia por un tiempo más largo del que es absolutamente requerido en un momento cuando la vanguardia blindada no tiene bastante fuerza actualmente”. El 29 de junio, Guderian voló al cuartel general de Hoth con objeto de coordinar sus movimientos en el cruce del río Berezina y quizás también discutir su desobediencia colectiva de cualquier orden retrasando su progreso hacia el este. A la vuelta, Guderian ordenó a su piloto que volar sobre el bosque de Minsk-Slonim y observó “nada de fuerzas enemigas” allí. Las fuentes soviéticas, sin embargo, confirman la experiencia de la 29 División en las noches del 29 y 30 de junio revelando que el mayor grupo de los restos de los Tercer, Décimo y Décimo Tercero Ejércitos estaban intentando huir de los cercos en la boscosa y pantanosa región entre los ríos Nieman, Zeivianka y Shchara, al norte de Derechin. La constante advertencia de Guderian del peligro de una huída rusa en el sector de Shchara-Zelvianka con objeto de facilitar el rápido movimiento hacia el este de su grupo panzer debe ser visto, retrospectivamente, como un intento de engañar al comandante del Cuarto Ejército, von Kluge, y proporcionar a von Bock una falsa excusa para ignorar el obvio riesgo de debilitar el frente del cerco en Slonim. En sus memorias, Guderian se lamenta del hecho de que el Cuarto Ejército intentara interferir en “su batalla” en la región de Zeivianka. Las anotaciones en el diario de guerra del 2 Grupo Panzer, sin embargo, no apoyan su afirmación de que era ignorante de la interferencia intentada en esta época. Era bien sabido que el general panzer era ferozmente protector de sus unidades y que se resistiría ardorosamente a los intentos de quitar a cualquiera de ellas de su mando, incluso por períodos temporales. Guderian creía devotamente en mantener su mando intacto para impedir un descenso de sus efectivos. La personalidad de este hombre era tal que ordenó que cada vehículo de su grupo panzer fuera pintado con una gran “G” en blanco durante la campaña en Francia en 1940. Esta práctica fue continuada en Rusia. Los problemas que el alto mando y el grupo de ejércitos experimentarían con la desgana de Guderian de separarse de sus unidades crearían profundas dificultades y de gran alcance en el futuro. Von Bock no estaba, sin embargo, en una posición para dar a Guderian la libertad que quería, debido a la preocupación de Hitler sobre la integridad de la bolsa de Minsk-Novogrudok. Por esta razón, la 29 División Motorizada le fue ordenado por el Grupo de Ejércitos Centro que se trasladara al área de la 17 División Panzer entre Minsk y Stolbtsv mientras que esta división panzer, junto con la 10 División Motorizada, le fue ordenado que se retirarse hacia el oeste hasta el lindero del bosque de Pusha-Naliboka. La directiva del Grupo de Ejércitos Centro fue transmitida por radioteléfono al XLVII Cuerpo Panzer por el cuartel general del 2 Grupo Panzer el 2 de julio, pero debido a la “defectuosa recepción” el XLVII Cuerpo Panzer no comprendió el mensaje correctamente y por lo tanto despachó a la 17 División Panzer hacia Borisov, en el Berezina, de cualquier modo. Es interesante anotar que Guderian realizó una visita personal a la 17 División Panzer poco antes de que tuviera lugar este incidente. Este mismo proceso fue repetido el 4 de julio cuando von Kluge ordenó al Regimiento de Infantería “Gross Deutschland” que tomara posición en el frente del cerco en el área de Stolbtsy entre la 29 División Motorizada y el 5 Batallón de Ametralladoras. A las 11:00 horas, sin embargo, el “Gross Deutschland” junto con la última parte de la 17 División Panzer (Grupo de Combate Licht) se retiró del frente del cerco y se dirigió hacia Borisov tras otro “malentendido” de órdenes. En un vano esfuerzo por refrenar al enérgico general panzer, von Kluge había llamado a Guderian a su cuartel general a primeras horas del 3 de julio y vigorosamente le aceptó para la tarea, hablando de ciertos problemas que había experimentado con las unidades de Hoth también por no poder comprender las órdenes. Von Kluge advirtió a Guderian de que podía ser llevado ante una corte marcial por participar en una conspiración general, pero Guderian apuntó después que logró despejar la intención de su superior en cuanto a eso. Los acontecimientos subsiguientes probarían, sin embargo, que von Kluge fue impotente para controlar a Guderian ya que su supuesto subordinado tenía el apoyo del OKH y del cuartel general del Grupo de Ejércitos Centro. Frente a tal determinada resistencia de parte de Halder, von Bock, Guderian y Hoth, von Kluge solamente podía doblegarse o apelar directamente a Hitler para ejercer su voluntad sobre los conspiradores. Von Kluge no era, sin embargo, de la clase que sale de los canales normales de mando del ejército con objeto de buscar soluciones a los problemas, no importa cuanto estuviera presionado. Imaginaba que el mismo Hitler no podría ser embaucado y manipulado por el OKH por mucho tiempo y que pronto la situación sería rectificada, pero los acontecimientos resultaron ser diferentes. Guderian cruza el Dnepr. La llegada al Berezina de la 17 División Panzer en Borisov fue precedida por el rápido avance de la 3 División Panzer hacia Bobruisk, más al sur a lo largo del mismo río, el 28 de junio. Había sido la intención del OKH para la 3 División Panzer que fuera utilizada para ayudar al 3 Grupo Panzer ha sellar más efectivamente la bolsa de Minsk- Novogrudok, pero Guderian tenía puesta su mirada en una misión más al este –el cruce del río Dnepr. Halder, por supuesto, no había hecho nada para disuadir a Guderian de enviar a la 3 Panzer hacia Bobruisk, una maniobra que abría la posibilidad de una rápida penetración sobre el Dnper cerca de Mogilev o de Rogachev, incluso aunque serios problemas todavía estaban siendo causados por los intentos rusos de huída en la bolsa más al oeste, en el área de Volkovysk y Novogrudok. Hitler, entretanto, el 29 de junio había de nuevo expresado su preocupación a Brauchitsch sobre que las amplias operaciones panzer ponían en peligro el éxito de los grandes cercos, y prevaleció sobre el comandante en jefe del Ejército al pedir al Grupo de Ejércitos Centro que no permitiera a Guderian avanzar más allá de Bobruisk sino que más bien tendría que retenerlo en la ciudad “solamente por seguridad”. Halder, sin embargo, no tendría parte en esta clase de titubeo y esperaba que Guderian utilizaría cualquier oportunidad para cruzar el Dnepr: Si él no hiciese eso, sería un gran error. Espero que hoy [29 de junio] haya tomado los puentes del Dnepr en Rogachev y Mogilev, por consiguiente abriendo el camino hacia Smolensk y la aproximación hacia Moscú. Solamente de este modo el puente terrestre fortificado entre el Dvina y el Dnepr será aislado de Moscú. El cruce del Dnepr no pudo ser hecho inmediatamente, porque el Grupo de Ejércitos Centro necesitaría varios días, aproximadamente hasta el 5 de julio, para resuministrar y reagrupar a los dos grupos panzer. Más tiempo también sería necesario para completar la transferencia de los mandos de los 2 y 3 Grupos Panzer desde el control directo del Grupo de Ejércitos Centro al mando del Cuarto Ejército de von Kluge, una tarea que fue finalmente cumplida el 3 de julio. Era la intención de von Kluge de posponer el cruce del Dnepr de Guderian hasta que los dos cuerpos de infantería de su nuevo mando, el así llamado Cuarto Ejército Panzer, pudieran ser traídos para prestar ayuda. Guderian también estaba preocupado sobre la viabilidad de perforar la línea del Dnepr sin la ayuda de unidades de infantería que estaban siendo traídas por tren, pero el grupo de ejércitos solamente pudo responder que toda la capacidad de transporte por ferrocarril estaba hasta el límite llevando bastantes suministros hasta el frente. Otro problema que causó a Guderian alguna dificultad fue que sus unidades habían sufrido ya 3.382 bajas hasta el 3 de julio y el 7 de julio había informado al OKH que el 10 por ciento de sus tanques se habían perdido y solamente el 35 por ciento de los tanques en las 3 y 18 Divisiones Panzer eran capaces de combatir. La 10 División Panzer estaba en mejor condición, con el 80 por ciento de sus tanques en servicio, pero la situación global en reparaciones y averías de los vehículos blindados de los grupos panzer no auguraban una victoria relámpago sobre el Ejército Rojo. Pero el Ejército Rojo no estaba esperando pasivamente a que Guderian hiciese el primer movimiento. El Mariscal Timoshenko tenía sus propios planes. El 4 de julio, el XXIV Cuerpo Panzer, encabezado por las 3 y 4 Divisiones Panzer y seguido por la 10 División Motorizada, había asegurado varios cruces sobre el Berezina y había llegado hasta el Dnepr cerca de Rogachev y en Stary Bykhov. Las fuerzas soviéticas al oeste del Dnepr estaban, sin embargo, lejos de agotarse, ya que su escalón operacional habían transformado Rogachev, Mogilev y Orsha en fortalezas formidables. El 5 de julio, una poderosa fuerza soviética compuesta por unidades del Veintiún Ejército cruzó el Dnepr cerca de Zhiobin, al sur de Rogachev, y avanzó hacia Bobruisk. Esta acometida fue eludida y hecha retroceder a través del río por la 10 División Motorizada con alguna ayuda de la 3 División Panzer, pero no obstante, el área entre el Dnepr y el Berezina permaneció peligrosa ya que muchas unidades rusas continuaban operando aquí, destruyendo puentes y causando dificultades en el suministro. El 12 de julio, Guderian imploró al Grupo de Ejércitos Centro que hiciera algo al respecto poniendo la línea ferroviaria Minsk-Bobruisk en servicio, pero el Grupo de Ejércitos tuvo que responder que “esta área era todavía demasiado peligrosa para trabajar allí”. Guderian, sin embargo, no podía esperar a que estos problemas fueran solucionados; estaba determinado a forzar el cruce del Dnepr el 10 de julio y dejar la seguridad del área oeste del río a la infantería del Segundo Ejército de von Weich, el cual, en su mayor parte, estaba todavía cerca de Minsk. Con objeto de cruzar el Dnepr tan fácilmente como fue posible y abrir el camino hacia Smolensk desde el sur y el oeste, Guderian hizo una fatídica decisión. Decidió rodear los cruces principales del río en Zhiobin, Rogachev, Mogilev y Orsha, donde las mayores concentraciones de fuerzas rusas estaban situadas, y transferir sus unidades hacia la orilla este en Stary Bykhov, al norte de Rogachev, y en Shklov y Kopys, entre Mogilev y Orsha. Este área estaba cubierta por la reserva táctica rusa. Estas unidades rusas fueron reunidas con otras fuerzas fragmentadas y se les dio la designación de “Trece Ejército”. La decisión de Guderian de cruzar el río aquí parecía buena sobre el papel ya que permitía al 2 Grupo Panzer atravesar la línea rusa en sus puntos más débiles, llevando por consiguiente a la captura de Smolensk en un golpe rápido para el 16 de julio, la fecha más temprana que el mando del Cuarto Ejército Panzer había establecido para la llegada de la masa de la infantería del Segundo Ejército al Dnepr. Las maniobras de esta clase eran estimadas por el corazón de Guderian –esto es, golpear al enemigo en su enlace más débil con los blindados y dejar a la infantería que se ocupase de los puntos fuertes más tarde. Esta filosofía fue machacada por Guderian en las cabezas de sus comandantes subordinados; el 7 de julio les dirigió la palabra en una sesión informativa anterior al cruce del Dnepr: “Todos los comandantes del grupo panzer y sus tropas deben hacer caso omiso de las amenazas sobre los flancos y retaguardia. Mis divisiones solamente saben presionar hacia delante”. La idea, sin embargo, de avanzar a través del Dnepr, exponiendo así el flanco derecho del grupo panzer al peligro de un contraataque de las fuerzas de Timoshenko al este del río, mientras dejaba a las poderosas concentraciones rusas alrededor de Rogachev-Zhlobin, Mogilev y Orsha sin molestar en la retaguardia, era demasiado para que algunos de los propios comandantes de Guderian lo aceptaran. El 8 de julio, el XXIV Cuerpo Panzer del General von Schweppenburg había capturado un mapa ruso que mostraba los efectivos del Ejército Rojo en Rogachev-Zhlobin y mostraba una conexión entre estas fuerzas y la gran agrupación rusa en torno a Gomel. Este mapa también indicaba que un planeado contraataque ruso desde el sudeste tendría lugar tan pronto como el grupo panzer cruzara el río. Como resultado de esta información, von Schweppenburg recomendó encarecidamente que el ataque fuera pospuesta hasta que la infantería hubiese sido traída hasta Bobruisk o hasta que su cuerpo panzer pudiera ser reforzado. La misma preocupación fue expresada por von Kluge, quien apareció en los cuarteles generales de Guderian a primeras horas de la mañana del 9 de julio. Él, también, se oponía al cruce del Dnepr por el 2 Grupo Panzer sin esperar a la infantería y a más apoyo de artillería, pero Guderian no quería escuchar ninguno de tales argumentos. Le dijo a von Kluge, medio en serio, que los XXIV y XLVI Cuerpos Panzer habían sido ya concentrados en sus posiciones de partida y que mantenerlos allí durante mucho tiempo los expondría al peligro de ser atacados por la fuerza aérea rusa. Guderian vino a decir que, si este ataque tenía éxito, entonces la campaña probablemente se decidiría en este mismo año. Tras escuchar el bombardeo de excusas de Guderian, y conocer completamente bien que estaba hablando con la autoridad del Grupo de Ejércitos Centro y del OKH, el mariscal de campo a regañadientes cedió en el empeño, aunque advirtió proféticamente a Guderian, “¡Sus operaciones siempre penden de un hilo!”. Como ilustración de qué clase de improvisación era necesaria a comienzos de julio, un batallón de la 255 División de Infantería, sin la aprobación del Grupo de Ejércitos Centro o del Segundo Ejército, fue cargado en camiones proporcionados por la 3 División Panzer y trasladado desde el sudeste de Minsk hasta Bobruisk durante la noche del 9 de julio. La parte principal del LIII Cuerpo de Ejército, sin embargo, no pudo alcanzar Bobruisk antes del 12 de julio. El apresurado progreso del 2 Grupo Panzer y su consecuente falta de apoyo de infantería llevó a otra molesta situación el 4 de julio después de que la 3 División Panzer lograra establecer una cabeza de puente sobre la orilla este del Dnepr cerca de Rogachev. Los continuos ataques, sin embargo, del LXIII Cuerpo de Fusileros del Veintiún Ejército Ruso, personalmente ordenados por Stalin, forzaron al Teniente General Model a ordenar a sus unidades retroceder a la orilla oeste el 6 de julio. También, el 8 de julio, el cuartel general de Guderian solicitó al Cuarto Ejército Panzer que acelerara la transferencia de suministros de munición a través del área de suministro del Segundo Ejército, ya que los XXIV y XLVI Cuerpos Panzer estaban informando de escasez, especialmente de proyectiles de artillería pesada. La “Orden del Día” del Grupo de Ejércitos Centro del 8 de julio anunció el final de la batalla de Bialystok-Minsk y la captura de 287.704 prisioneros rusos. De esta cantidad solamente alrededor de cien mil fueron hechos en la bolsa más pequeña alrededor de Bialystok. La caída de Smolensk estaba ahora a corto plazo, pero tal prisa al final no ganó nada para Guderian. Los problemas a los que se enfrentaban su grupo panzer desde el sudeste y también desde la retaguardia absorberían aún más su atención, y la quimera de Moscú lentamente se alejaría al segundo plano según la presión rusa contra sus unidades y contra el Segundo Ejército procedente desde el oeste gradualmente se intensificaba. El Flanco Norte del Grupo de Ejércitos Centro. En el flanco norte del Grupo de Ejércitos Centro, los acontecimientos se habían desarrollado un poco de modo distinto a los del sur. El 3 Grupo Panzer de Hoth había estado más estrechamente sujeto al frente de cerco de Minsk-Novohrudok de lo que había estado el 2 Grupo Panzer, y ningún progreso hacia el este fue hecho allí hasta después del 30 de junio, cuando el OKH ordenó a ambos grupos panzer alcanzar la línea Rogachev-Mogilev-Orsha-Vitebsk-Polotsk tan pronto como fuera posible. Hasta lo que concernía al 3 Grupo Panzer, el objetivo sería cruzar el Dvina en el área de Vitebsk- Polotsk, ayudando así a asegurar el puente terrestre de setenta kilómetros de ancho entre los ríos Dnepr y Dvina. El clima intervino, sin embargo, y fuertes lluvias convirtieron las carreteras en barrizales, especialmente en la región pantanosa alrededor del Berezina superior. Pero ya que el Grupo de Ejércitos Norte había cruzado el Dvina el 26 de julio, parecía existir una buena oportunidad para un éxito similar por el 3 Grupo Panzer. Debido al tiempo, la 7 División Panzer a la cabeza del XXXIX Cuerpo Panzer logró solamente alcanza Lepel en lugar de Vitebsk en los dos días originalmente planeados. Las columnas de vehículos de la 7 División Panzer y de la 20 detrás de ella estaban ampliamente dispersadas debido a la lluvia y a las carreteras arenosas al este del Berezina. También, por primera vez, los rusos habían comenzado a destruir sistemáticamente todos los puentes en el camino del 3 Grupo Panzer. La ruta más norteña hacia el Dvina, al norte del Lago Naroch, era mejor para un rápido viaje. Parte de la 19 División Panzer, que encabezaba al LVII Cuerpo Panzer, cubrió los doscientos kilómetros desde Vilna a Disna, al norte de Polotsk, en solamente veinticuatro horas y el 3 de julio había logrado limpiar de fuerzas enemigas la orilla sur del Dvina por debajo de Polotsk. Hoth esperaba ahora poder tomar Vitebsk rápidamente y también cruzar el Dvina cerca de Disna, pero ya que Guderian había retirado a sus unidades panzer hacia el sur de Orsha, en el Dnepr, esto significaba que solamente la 7 División Panzer llegaría sobre Vitebsk desde el sudoeste, permaneciendo en el puente terrestre Vitebsk- Orsha. Además, desde el 2 de julio el reconocimiento aéreo había mostrado fuertes movimientos rusos desde el este hacia Orsha-Vitebsk y también más al norte hacia Nevel. En los dos días siguientes, largas columnas rusas serían observadas al oeste de Velikie Luki, y más movimiento sería visto hacia el norte del Lago Ilmen y en torno a Pskov. Como Halder observó, el agrupamiento ruso en torno a Velikie Luki estaba en buena posición para operar contra flanco sudeste del 4 Grupo Panzer de Hoepner (Grupo de Ejércitos Norte) o contra el flanco noreste del 3 Grupo Panzer de Hoth (Grupo de Ejércitos Centro). La Fuerza Aérea Roja también se percibió ser particularmente fuerte sobre Velikie Luki. Toda esta actividad, unida a las fuertes concentraciones de trenes alrededor de Briansk-Orel y el movimiento ruso desde allí a lo largo de las carretera hacia el norte, provocó alguna preocupación a Halder. No obstante, él todavía concluyó que “los efectivos que le ha quedado al enemigo apenas le permitirían organizarlas como una reserva operacional”. Aunque Hoth logró cruzar el Dvina bastante fácilmente en Disna el 4 de julio con la 19 División Panzer, Vitebsk fue una cuestión diferente. El 4 de julio, Timoshenko ordenó al Veinte Ejército lanzar un contraataque con los V y VII Cuerpos Mecanizados desde el norte de Orsha y el sudoeste de Vitebsk hacia Senno y Lepel. Esta misión fue aprobada por Stalin, quien insistió en que la infantería de los II y XLIV Cuerpos de Fusileros apoyara a los dos cuerpos mecanizados en un ataque desde el área este de Borisov. Estos ataques fueron lanzados a las 5:00 horas del 6 de julio y fueron llevados a cabo por un total de casi un millar de tanques rusos.





 La 7 División Panzer del 3 Grupo Panzer llevó el peso de estos asaltos, junto con la 17 División Panzer de Guderian en el flanco norte del 2 Grupo Panzer. El 9 de julio, la 17 División Panzer había destruido cien tanques rusos procedentes de la dirección de Orsha, perdiendo unos pocos de los suyos aunque sufriendo fuertes bajas en vidas. El 7 de julio, sin embargo, la 20 División Panzer había logrado cruzar el Dvina y comenzó a presionar sobre Vitebsk desde el noroeste, y la ciudad cayó el 10 de julio. Mientras tanto, la 18 División de Infantería se había desprendido de los rusos cerca de Ulla el 9 de julio. Atacaría a los rusos que estaban presionando hacia Vitebsk desde la dirección de Gorodok, pero la presión sobre el 3 Grupo Panzer al norte del Dvina continuaría aumentando después del 12 de julio desde la dirección de Nevel y Velikie Luki. La creciente amenaza rusa contra el flanco izquierdo del 3 Grupo Panzer, más otra información obtenida por el reconocimiento aéreo, forzaron a Halder (en una conferencia celebrada el 13 de julio) a aconsejar a Hitler posponer el avance directo sobre Moscú. Fue por recomendación de Halder que el 3 Grupo Panzer se dirigió hacia Velikie Luki y Kholm para eliminar al grupo enemigo en Nevel-Velikie Luki. En vísperas de la batalla por Smolensk, el jefe del estado mayor estaba comenzando a tener serios pensamientos sobre el peligro potencial para los flancos del Grupo de Ejércitos Centro. Una gran parte del problema era que, contrariamente a las expectativas alemanas, muchas unidades rusas continuaban luchando después de que las penetraciones panzer iniciales hubieran sido logradas, como en Brest y en el sector Zelvianka-Slonim. Incluso aunque aisladas de la retaguardia, algunas unidades rusas tendían a permanecer notablemente coherentes. Parte de la razón para esto, sin duda, fue el efecto pernicioso del Decreto del Comisariado. El 10 de julio, el 4 Grupo Panzer del Grupo de Ejércitos Norte había informado de la “liquidación” de 101 comisarios del Ejército Rojo. A mediados de agosto, el 3 Grupo Panzer había “aislado y eliminado” a 170 de ellos, pero el personal de las unidades de inteligencia tuvieron que informar de que las “medidas especiales” tomadas contra los comisarios políticos eran conocidas por el enemigo, y que esto llevaba a una resistencia más tenaz de lo esperada. Ya, el castillo de naipes ideológico de Hitler había comenzado a colapsarse en Rusia, pero pasaría muchos meses antes de que fueran hechos cambios en la política del comisariado.

lunes, 13 de enero de 2014


Operación Barbarroja.
 
Estrategia y tácticas en el frente del Este, 1941.
 
 1. LOS PLANES ALEMANES PARA LA INVASIÓN DE LA URSS.

 
 Planificación Estratégica Preliminar. La planificación estratégica alemana para la invasión de la Unión Soviética, la cual fue referida bajo los nombres en clave de Otto, Fritz, y finalmente, Barbarroja, comenzó a inicios de julio de 1940, o poco después de la caída de Francia. Es exactamente poco claro cuando Hitler decidió librar una guerra contra la URSS, pero puede decirse que el 21 de julio de 1940, el ejército alemán se empleó para encontrar una solución militar a la serie creciente de problemas planteados por la Unión Soviética. En esta fecha, Hitler sostuvo una conferencia con sus jefes de servicio Brauchitsch (ejército), Jeschonnek (representante de Goering para la Luftwaffe), Raeder (armada) y Jodl (Alto Mando de las Fuerzas Armadas, o OKW) en asistencia. Durante esta conferencia se estableció el armazón general para una futura campaña en el este. Hay alguna cuestión en lo que se refiere a quien llevó la idea de una invasión de Rusia en esta conferencia; parece que tras la guerra ninguna de las armas quiso tomar la responsabilidad de ella. Ciertamente el Almirante Raeder no debió ser; dejó la habitación antes de que Rusia fuera realmente discutida. Según las palabras de un antiguo proverbio irlandés, “El éxito tiene muchos padres, el fracaso es huérfano”. Es cierto que en este encuentro, Brauchitsch recibió por primera vez la noticia oficial de Hitler para comenzar los preparativos para una campaña en Rusia, pero hay razones para creer que el interés del comandante en jefe del ejército en esto tenía algunos antecedentes. Es probable que fuese Brauchitsch y no otro jefe de servicio quien entregara este informe inicial concerniente a Rusia. En primer lugar, el Alto Mando Militar (OKH) había estado discutiendo el problema ruso desde al menos el 3 de julio de 1940. En segundo lugar, habría sido inusual para los otros jefes de servicio llevar una propuesta de esta naturaleza, especialmente ya que unos días después, el 29 de julio, el OKW rechazó la idea de que la invasión tuviera lugar en el otoño de 1940 a causa del insuficiente tiempo para llevar a cabo los preparativos necesarios y la llegada de la estación de lluvias rusa. Aparentemente, la idea de llevar a cabo una campaña de cuatro a seis semanas en Rusia con sólo de ochenta a cien divisiones alemanas contra las “cincuenta a setenta y cinco buenas divisiones” que supuestamente poseían los rusos, le habría dado al OKW un serio caso de indigestión mental. Las cifras referentes a los efectivos rusos utilizadas en la conferencia del 21 de julio (presumiblemente por Brauchitsch) fueron proporcionadas por el Departamento de Inteligencia del Estado Mayor del Coronel Kinzel y eran indicativas del fracaso casi total del servicio de inteligencia alemán de suministrar información precisa sobre la Unión Soviética. Las malas relaciones que existían entre el OKH y el OKW databan de comienzos de 1938, cuando Hitler asumió el título de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y creó el OKW bajo el mando del Mariscal de Campo Wilhelm Keitel como su propio estado mayor militar personal. El ejército había sufrido una gran pérdida de prestigio cuando el Mariscal de Campo von Blomberg, ministro de la guerra, y Werner von Fritsch, jefe del ejército, habían sido destituidos de sus puestos en desgracia. Blomberg fue engañado al casarse con una notoria prostituta, obra mayormente directa de Goering. El mismo fuhrer quedó públicamente avergonzado por este incidente, ya que había acudido a la boda, y cesó a Blomberg sin titubear. El turno de Fritsch llegó cuando se fabricaron pruebas suministradas por Goering y Himmler que mostraban que había tenido un pasado homosexual y que era, por lo tanto, inadecuado para el servicio en el régimen nazi (aunque había tipos de tal condición en altos puestos desde los primeros días del partido). No hay ni que decirlo, el ejército se sintió asediado y amenazado por sus amos políticos, los nazis, y por su archicompetidor militar, el OKW.
El espíritu de celos y rivalidad entre los dos altos mandos alemanes asumiría proporciones importantes en el momento de la invasión de la Unión Soviética en 1941. El 29 de julio de 1940, el jefe del estado mayor, Franz Halder, informó al Mayor General Erich Marcks, entonces jefe de estado mayor del 18 Ejército con cuartel general en Bromberg, Prusia Occidental, que había sido seleccionado para realizar una tarea especial para el OKH y el estado mayor. La misión de Marcks era “preparar el trabajo de base teórico para una campaña oriental estrictamente por su propia mano, sin confiar en ningún otro departamento del estado mayor”. Aunque Marcks era el primer general fuera del OKH en ser cargado con esta responsabilidad, no significa que fuera el único oficial en trabajar sobre el proyecto. El estudio de Marcks fue debidamente informado a Halder a comienzos de agosto de 1940, pero incluso antes de ese momento, informes independientes habían sido hechos por el Coronel Kinzel y por el Coronel Greiffenberg, que era jefe de la Sección de Operaciones del estado mayor, y un subordinado de Greiffenberg, el Teniente Coronel Feyerabend. Es interesante anotar que ninguna de estas propuestas favorecían avanzar directamente por el centro de la Unión Soviética hacia Moscú. El estudio del Coronel Kinzel demandaba la toma de Moscú pero sólo manteniendo primero un fuerte enlace con el Mar Báltico y luego dirigiéndose hacia el sur para forzar a las unidades enemigas en Ucrania a combatir en un frente trastocado. El estudio Greiffenberg-Feyerabend demandaba una fuerza total alemana de cien divisiones, con el golpe principal llegando por el sur debido a la particularmente fuerte concentración del Ejército Rojo en Ucrania. Halder, sin embargo, rechazó escuchar las propuestas de su propio personal de operaciones e insistió en que el golpe principal debería ser en dirección a Moscú, tras la toma de la ciudad, un cambio hacia Ucrania podría ser realizado. Apoyando tal avance blindado directo hacia la capital de la Unión Soviética, Halder delataba ni sentido de cautela ni sensación de originalidad. La idea de un solo golpe principal con el objetivo de tomar Moscú ante todo es referida usualmente ya sea como el “plan del OKH” o (menos a menudo) como el “plan del estado mayor”. Sería más preciso llamarlo el “plan Halder”, pues nadie más en el estado mayor estaba originalmente de acuerdo con él, y Brauchitsch, como comandante en jefe del ejército, estaba totalmente bajo el dominio de Halder. Aparentemente, los dos tenían personalidades que eran similares a las de Ludendorff y Hindenburg durante la Primera Guerra Mundial, con Ludendorff-Halder proveyendo la materia gris y Hindenburg-Brauchitsch proporcionando la representación ante la jefatura del estado. No sería preciso decir que el OKH y el estado mayor querían invadir la Unión Soviética mientras la guerra contra Gran Bretaña continuaba en el oeste, pero la conclusión es ineludible de que las infravaloraciones de la fuerza soviética y la creencia exagerada en la potencia de cien divisiones alemanas para derrotar a Rusia en cuatro a seis semanas tuvieron mucho que hacer influyendo en la decisión final de Hitler para comenzar su campaña en el este. El paso final en hacer de la Unión Soviética un objetivo militar fue tomado por Hitler en una conferencia con los estados mayores del OKH y del OKW en su puesto de alto mando palaciego de Berghof en los Alpes Bávaros el 31 de julio de 1940. Lejos de exhibir las características impulsivas a menudo atribuidas a él, Hitler adelantó un plan que demandaba una campaña de cinco meses comenzando en mayo de 1941 que podría ser considerado más conservador que el propuesto por el OKH. Hitler vio la necesidad de un ejército oriental de no menos de 120 divisiones para ser lanzado en dos direcciones principales: (1) en el sur hacia Kiev y el Dnepr y (2) en el norte a lo largo del Báltico, luego en dirección a Moscú. La última fase de la operación sería emprendida por un gigantesco movimiento envolvente hacia el centro del vasto país desde el norte y el sur. Nadie en esta conferencia ofreció ninguna objeción en absoluto a los propósitos del fuhrer, aunque llegó a saberse después que los jefes del ejército permanecieron en silencio con objeto de retrasar, al menos por un tiempo, un compromiso definitivo sobre la parte de Hitler para la estrategia que situaba a los flancos por encima del centro en orden de importancia. La prudencia de Halder en esperar para presentar sus críticas hasta después de que sus propios estudios hubiesen sido completados a fondo no es discutida, aunque fue de importancia crítica que todos los desacuerdos sobre el planeamiento básico serían depurados tan pronto como fuera posible. Pero el continuado procrastinación y subterfugio del OKH y del estado mayor referente a la cuestión de un ataque de flanco frente a un ataque central sobre la Unión Soviética finalmente provocó que no uno sino dos planes fueron llevados a cabo simultáneamente. A este respecto, los generales debían compartir con Hitler una gran proporción de la responsabilidad por las calamidades estratégicas que resultaron de este conflicto sin resolver. El 4 de agosto de 1940, el General Marcks presentó a Halder su famoso estudio, que recibió poco anuncio en el momento pero que desde entonces atrajo una atención considerable y generó alguna controversia también. Marcks, que era hijo del notable historiador y biógrafo de Bismarck, aplicó un intenso esfuerzo a su trabajo y logró completarlo en una semana. La llamada propuesta Operación Este de Marck consistía en 26 páginas mecanografiadas en dos partes: (1) características generales del teatro de batalla, orden general de batalla, y ciertas consideraciones operacionales y (2) objetivos de los grupos de ejércitos y de los ejércitos, de la Luftwaffe y de la armada. Más sugerencias para solucionar problemas específicos en la preparación para la campaña estaban contenidas en la segunda parte. La propuesta Operación Este contenía varias características interesantes que también son encontradas en los otros estudios estratégicos alemanes de 1940: Marcks se vio obligado a dividir el área operacional en dos partes separadas y distintas, al menor para la fase inicial del asalto. Esto era debido a que la región pantanosa y boscosa del Pripet actuaba como una barrera natural entre Bielorrusia y Ucrania. Así, desde el principio, el avance alemán hacia el este carecería de completa coordinación y de unidad de acción sobre ambos lados de los pantanos. Esta forzada división de fuerzas resultó ser finalmente un problema irresoluble a todo lo largo de la guerra pero particularmente durante las primeras y cruciales semanas. Marcks intentó superar esta dificultad reuniendo al ala sur del frente con el principal grupo de ejércitos central en el lado este de los pantanos, una idea que habría hecho al ala sur alemana esencialmente una parte subordinada de la fuerza principal que estaba atacando directamente a Moscú a través de Bielorrusia. El ala sur se supuso que tomaría Kiev y cruzaría el Dnepr, luego se trasladaría ya sea hacia Kharkov o hacia el noreste, si era necesario, para proteger el flanco sur de la fuerza avanzando sobre Moscú desde el oeste. Marcks no prestó mucha atención, sin embargo, al flanco norte del grupo de ejércitos central, proporcionando sólo “una agrupación especial” para trasladarse sobre el Dvina inferior hacia Pskov y Leningrado. Para Marcks, el avance hacia el sur en Ucrania era inevitable debido a la necesidad de proteger los campos petrolíferos rumanos. Que viera el teatro sur como de gran importancia puede ser visto en su observación de que “si fuera posible para la fuerza principal del ejército alemán atacar desde Rumania junto con otras fuerzas desde el norte de Hungría, Galitzia y el sudeste de Polonia, entonces el asalto principal sobre Moscú quizás podría ser llevado a cabo al este de Dnepr, lo cual decidiría la guerra”. Esta afirmación ha llevado a algunos historiadores a concluir que Marcks creía que una aproximación desde el sur en la Unión Soviética ofrecía la mejor oportunidad para ganar la guerra en un solo y decisivo ataque y que Moscú no debería ser tomado hasta después de que la mayor parte de Ucrania hubiera sido ocupada. Más recientemente, los historiadores alemanes se han afanado mucho en negar que la intención real de Marcks no era nada de ese género, señalando eso en la siguiente frase que Marcks afirmó: “Ni la situación política en los Balcanes ni las comunicaciones por ferrocarril o por carretera en Hungría y Rumania permitirán el despliegue de grandes fuerzas alemanas antes de que comience la guerra. Sólo un ataque desde Galitzia y el sur de Polonia hacia Kiev y el Dnpr medio puede ser emprendido [en el sur] con seguridad”. Esta controversia sobre las intenciones reales de Marcks es una cuestión más de interés puramente académico, pues si la propuesta Operación Este es tomada cuando abogaba una maniobra en el flanco sur de la Unión Soviética mientras que se oponía a un avance principal a través de Bielorrusia, esto sería uno más de los puntos de evidencia que mostraban que los desacuerdos sobre estrategia entre Halder, el calmado, teórico calculador, y Hitler, el impetuoso, el entrometido ignorante, no eran del todo tan unilateral como ha sido hecho aparecer en los escritos alemanes de posguerra. Para desenredar este enredo, debemos apuntar que Halder se entrevistó con Marcks el 1 de agosto de 1940, esto es, cuatro días antes de que Marcks presentara su informe completo. Su discusión giró sobre la posibilidad de ataque de dos puntas que sería lanzado hacia Moscú y Kiev simultáneamente, pero Halder rechazó esta sugerencia debido a la situación política en Rumania y debido a su desgana por colocar cualquier otro objetivo en Rusia en pie de igual con Moscú en significado estratégico. En otras palabras, el plan de Marcks cual presentado el 5 de agosto no puede, en términos estrictos, ser considerado un estudio preparado bajo condiciones libres de todas influencias externas, como el mismo Halder le había solicitado. Al contrario, parece que el conjunto de condiciones impuestas por el propio Halder pesaron sobre las propuestas de Marcks y le condujeron a su carácter algo contradictorio y embrollado. Marcks aparentemente quería dar al flanco sur un énfasis igual al del sector central, pero Halder rechazó considerar la idea incluso antes de fuera sentada por escrito sobre el papel. Por lo que respecta a la situación política en Rumania, no había grandes dificultades que encontrarse el 7 de septiembre, debido a la rebelión contra el Rey Carlos. Poco después de la rebelión, Hitler firmó un acuerdo con el nuevo gobierno bajo Antonescu, que permitía que las tropas alemanas se ocuparan de la reorganización del ejército rumano y que protegieran los campos petrolíferos. Los preparativos comenzaron pronto para preparar a Rumania para utilizarla como área de estacionamiento contra la URSS. Este plan fue conocido como Construcción Este y fue puesto en efecto por Jodl el 9 de agosto. La cuestión de las carreteras y ferrocarriles en Hungría y Rumania también deben ser puestas en la perspectiva adecuada. Las carreteras y ferrocarriles en Polonia, incluyendo Polonia occidental, no estaban mucho mejor que en Hungría y Rumania, y los alemanes se vieron forzados a comenzar extensas mejoras de las comunicaciones polacas ya en agosto de 1940. Aunque el rechazo de Halder en aceptar la propuesta original de Marcks era justificable a la sazón, las cambiantes condiciones políticas en los Balcanes a comienzos del otoño de 1940 debieron de haber llevado a una seria reconsideración por el jefe del estado mayor de todo el asunto de una estrategia sur, pero nada de esta clase tuvo lugar. Visto desde un punto de vista general, el plan de Marcks no contenía traza de pesimismo o de duda de que la URSS podría ser rápidamente derrotada por las cualitativamente y cuantitativamente superiores fuerzas alemanas. Este optimismo estaba fomentado por los informes del departamento de inteligencia del estado mayor a comienzos de agosto, que calculaba las fuerzas soviéticas en las regiones occidentales en 96 divisiones de infantería y 33 divisiones de caballería, más 28 brigadas mecanizadas.
Según estos informes, los rusos no serían capaces de aumentar sustancialmente sus efectivos antes de primeros de año. Contra esta fuerza soviética, los alemanes deberían tener 35 divisiones en el sur (11 motorizadas o blindadas) y 68 divisiones al norte de los Pantanos Pripet (17 motorizadas o blindadas). Este optimismo y confianza en una rápida victoria eran dos de las áreas de acuerdo entre Halder y Marcks; otra era la idea de que las operaciones inminentes tendían que ser separadas en partes norte y sur, con los Pantanos Pripet dividiéndolas. Fundamental para el concepto de guerra relámpago, la cual Marcks y Halder aceptaban, era la convicción de que la masa del Ejército Rojo sería forzada a resistir y combatir en el oeste de la Unión Soviética y podría, por consiguiente, ser destruida en una gran batalla o en una serie de batallas de cerco y aniquilación. Marcks creía que el Ejército Rojo no podría permitirse retirarse más allá de la línea Dvina-Berezina-Pantanos Pripet en el norte y más allá de los ríos Pruth y Dnestr en el sur. También creía que la campaña acabaría en diecisiete semanas. La persistencia de esta falso optimismo, alentado por la errónea información de inteligencia sobre el enemigo, hasta semanas después de que la invasión hubiera realmente comenzado se verá una y otra vez. El despertar vendría sobre las orillas del río Dnepr, pero incluso entonces el OKH no admitiría sus errores. Mientras que el OKH y el estado mayor estaban ocupados en sus trabajos, el OKW no se contentó en jugar un papel pasivo en la planificación de la campaña del este. El jefe del Departamento de Operaciones del OKW (después Estado Mayor de Operaciones), Coronel General Alfred Jodl, primero informó a sus subordinados de la inminente invasión el 29 de julio de 1940. Poco después de esta fecha, la Sección “L” del Departamento de Operaciones, dirigida por Walter Warlimont, comenzó a preparar un plan para la invasión de la Unión Soviética que llegó a ser conocido como “el estudio Lossberg” por su autor, el Teniente Coronel Lossberg. La propuesta del OKW difería en varios aspectos principales de los considerados y finalmente aprobados por el OKH. Como Marcks, Lossberg se vio forzado a enfrentarse con el “problema Pripet” en una temprana fase en la planificación operacional. Lossberg consideraba ventajosa situar a la mayoría de las fuerzas alemanas al norte de los pantanos, primeramente porque las condiciones allí para el despliegue eran mejores y porque la red ferroviaria rusa en el norte corría exactamente hacia el eje a lo largo del cual serían llevadas a cabo las operaciones. Lossberg también puso mucho énfasis en una estrecha cooperación con los finlandeses, anticipando la voluntad de Suecia de permitir que sus ferrocarriles trasladaran tropas alemanas a Finlandia. Mientras que Marcks había contemplado la formación de sólo dos grupos de ejércitos básicos, Lossberg preveía la necesidad de tres, dos en el norte y uno en el sur, con el Grupo de Ejércitos Centro siendo el más fuerte. Con objeto de evitar la retirada del Ejército Rojo hacia el este a lo largo de un frente continuo, Lossberg apoyaba la detención del Grupo de Ejércitos Centro al este de Smolensk y el desvío de parte de su fuerza blindada hacia el norte, amenazando por consiguiente la retaguardia de los rusos que se enfrentaban al Grupo de Ejércitos Norte. Tras la maniobra de desvío, sería necesaria una pausa operacional con objeto de reabastecer al exhausto ejército. Lossberg contemplaba este desvío hacia el norte no como estando rígidamente predeterminado en el programa de los acontecimientos sino más bien como dependiente del desarrollo de la situación general –esto es, sobre si Leningrado caía suficientemente rápido. Así, por primera vez, un planificador estratégico alemán consideraba el problema del este gradualmente en el área verdadera de la estrategia aplicando el dictado de Moltke: “Ningún plan de operaciones puede predecir el giro de los acontecimientos después de que se haya hecho el contacto inicial con la fuerza principal del enemigo”, aunque es concebible que el pensamiento de Marcks hubiera progresado a lo largo de líneas similares si Halder no hubiera interferido en su tarea. Por lo que respecta a la situación al sur de los Pantanos Pripet, Lossberg estaba particularmente preocupado por la posibilidad de que los mismos rusos tomaran la iniciativa dirigiendo un ataque en la dirección a los vitales campos petrolíferos rumanos. Para enfrentarse a esta amenaza, consideraba imperativo que fueran enviadas fuerzas a Rumania tan pronto como fuera factible, primero para organizar al ejército rumano para la defensa y luego para servir como núcleo para una acumulación mayor antes de la invasión alemana. Una vez que comenzara las hostilidades, el Grupo de Ejércitos Sur ejecutaría una maniobra doble de envolvimiento entre los pantanos y el Mar Negro. El 3 de septiembre de 1940, Halder obtuvo el nombramiento del Mayor General Friedrich Paulus como Oficial Jefe de Operaciones del estado mayor, un puesto que hizo a Paulus su ayudante. Esta era la misma posición que el mismo Halder había ocupado antes de suceder a Ludwig Beck como jefe del estado mayor después de que Beck renunciara en el otoño de 1938 (en desacuerdo con Hitler en la época de la crisis de Munich sobre Checoslovaquia). Erich Ludendorff había sido OQI durante la Primera Guerra Mundial, pero en 1940 el estado mayor ya no disfrutaba del prestigio que una vez había conocido. Inmediatamente después de trasladarse a su oficina en el Cuartel General del Ejército en el suburbio de Zossen, a 55 kilómetros al sudoeste de Berlín, Paulus se puso a trabajar en su nuevo cometido “preparar un estudio, independiente de los planes operacionales del General Marcks y del Teniente Coronel Feyerabend, ocupándose de los problemas de la distribución y despliegue de fuerzas en el este”. El trabajo inicial sobre este proyecto, que contemplaba una fuerza oriental de 96 divisiones de infantería, 31 móviles y 1 de caballería, fue completado y llevado ante Halder el 17 de septiembre. Después, a finales de noviembre y comienzos de diciembre, el OKH realizó una serie de juegos de guerra bajo la dirección de Paulus en los cuales varios oficiales del estado mayor tomaron parte. Durante este tiempo también los jefes de estado mayor de los futuros grupos de ejércitos realizaron juegos y desarrollaron estudios independientes de propia mano. Era conclusión de Paulus, confirmada por otros estudios también, que en caso de guerra con la Unión Soviética, la primera provisión debería ser hecha alcanzando la línea Dnepr-Smolensk-Leningrado. Las operaciones podrían luego ser dirigidas más allá de este punto si la situación del suministro se desarrollaba favorablemente. La apreciación de Paulus de las dificultades de suministro estaban de acuerdo con un estudio desarrollado en noviembre de 1940 por el nuevo intendente general del ejército (este puesto era funcionalmente diferente del desarrollado por Paulus, que estaba destinado al estado mayor) Mayor General Wagner. Wagner creía que los problemas de transporte forzarían a una detención temporal de las operaciones después de que una línea justo al este de Minsk fuera alcanzada. El consenso en la Rama de Oficiales de Intendencia parecía ser que el Ejército Rojo tendría que ser llevado a combatir y ser derrotado al oeste de la línea Dnepr o si no, las fuerzas alemanas, esparcidas en forma de abanico en el interior de la Unión Soviética, carecerían de densidad para derrotar a los rusos. En cualquier caso, Paulus alertaba contra permitir que el Ejército Rojo se retirase intacto hacia las profundidades de Rusia. La gran extensión del país y los amplios frentes significaban que existirían oportunidades para ejecutar maniobras de ruptura que evitaran esta retirada. Por otro lado, Rusia tenía pocas barreras naturales, como cordilleras montañosas o grandes masas de agua, que pudieran ser utilizados para arrinconar al enemigo después de que hubiera sido efectuada la ruptura. Como consecuencia, Paulus contemplaba la posibilidad de mas campañas que llevarían a una batalla final que sería combatida sobre la base de una “estrategia de aniquilación”.
Su plan preveía la ocupación militar de partes importantes de Ucrania, Bielorrusia y de los estados bálticos para utilizarlos como áreas de estacionamiento y como piezas de negociación en futuras negociaciones de paz. Aunque los estudios de Paulus aún no estaban completados (con otros juegos de guerras para ser analizados a mediados de diciembre) y aunque los estados mayores de los distintos grupos de ejércitos aún no habían hechos sus informes completos, la plataforma estaba ahora puesta para que Halder presentara la propuesta del estado mayor a Hitler. Esta presentación fue realizada en una conferencia mantenida el 5 de diciembre de 1940. Antes de una detallada discusión del plan de Halder, sería apropiado examinar brevemente los fundamentos teóricos sobre los cuales descansaba el plan. Los tres estudios principales (de Greiffeberg-Feyeraben, de Marcks y de Paulus) de una invasión de la Unión Soviética que fueron realizados por el OKH y el estado mayor durante el período de finales de junio a comienzos de diciembre de 1940 mantenían en común dos premisas básicas. La primera premisa era que la Wehramacht era cualitativamente muy superior al Ejército Rojo. La segunda era que no debería de haber un ataque primordialmente a lo largo de la ruta tradicional o napoleónica hacia Rusia. Ninguno de estos hilos comunes de pensamiento deberían sorprendernos particularmente, aunque debe decirse que la insistencia de Halder sobre una aproximación directa a la capital soviética fue nada menos que un rechazo al trabajo hecho por su propio estado mayor y por los hombres encargados por él. La creencia de que la Wehrmacht era superior al Ejército Rojo era casi universal en los círculos militares alemanes. Esta convicción no era nada más que un repertorio de la propaganda nazi pero se le dio amplia validez por los más serios pensadores militares alemanes. Tomándola en el contexto del momento, la estimación de Brauchitsch de que sólo alrededor de la mitad de las divisiones soviéticas tenían capacidad de combate no era inusual; esta opinión había sido reforzada por informes del General Kostring, el agregado militar en Moscú, y del Coronel Rossing en Helsinki. Un informe de Guderian sobre sus experiencias con el Ejército Rojo en septiembre y octubre de 1939 en Brest Litovsk fue también mantenido en gran consideración, especialmente por Hitler. Guderian caracterizó a los armamentos soviéticos, particularmente los tanques, como “viejos y anticuados; en particular el equipo de comunicaciones es muy obsoleto”. Guderian, sin embargo, descuidó mencionar este informe en sus memorias, donde habla bien de la calidad de los tanques soviéticos. A este aspecto, ciertamente, Hitler no puede ser culpado de creer en lo que sus propios expertos, incluyendo Halder y Guderian, le decían. Retrospectivamente, no se debería intentar encontrar defectos aquí ni en Hitler o en los generales por creer demasiado fuertemente en su superioridad técnica y táctica. Después de todo, nada de lo que habían visto en Polonia o en Francia podía haberles convencido de otra manera. Gran Bretaña, por supuesto, era un asunto diferente, pero Gran Bretaña era apenas una amenaza para el poder de Alemania en el continente a finales de 1940. Es cierto que el tamaño físico de la Unión Soviética y la inmensa población del país, alrededor de 170 millones de personas, debería de haber detenido a cualquier alemán en conexión con la planificación militar, pero todos, del mismo modo que Hitler y los generales, creían que un rápido ataque por sorpresa nivelaría la inferioridad de Alemania en números. Hubo varios factores además de la defectuosa información de inteligencia que desorientaron a los alemanes a creer que Rusia era un coloso con los pies de barro, incluyendo la purga de 1937-1938 de los oficiales de carrera en el Ejército Rojo, la lamentable actuación del Ejército Rojo en la guerra de 1939-1940 contra Finlandia, las impresiones del contacto con tropas soviéticas en la campaña de 1939 en Polonia, la experiencia de los oficiales más antiguos con el ejército ruso en la I Guerra Mundial, la visión nazi de que el pueblo ruso era “subhumano” y la creencia de que el estado bolchevique carecía de capacidad organizativa y de la estabilidad para luchar en una guerra a gran escala. Visto desde el exterior, la Unión Soviética y sus gentes ofrecían un conjunto de paradojas para Hitler y sus generales que fueron incapaces de comprender hasta que fue demasiado tarde. El prejuicio nazi de estrechas miras sobre el pueblo ruso fue quizás el problema más grande a superar, pero no fue ciertamente el único. Errores críticos fueron también realizados en las áreas de la estrategia y de las tácticas que fueron más fácilmente aparentes aunque, a largo plazo, menos fatales. La idea de volver a trazar la marcha de Napoleón hacia Moscú a través de Bielorrusia y Smolensk tras aplastar al Ejército Rojo (el cual convenientemente se masificaría directamente a lo largo de la recién erigida frontera en Polonia oriental, un área que incluía el tácticamente indefendible saliente de Bialystok) tendría que clasificarse como el más poco imaginativo y miope plan de guerra jamás producido por el estado mayor alemán. Los errores cometidos por el Conde Schlieffen y el joven Moltke antes y durante 1914 eran más comprensibles, pues al menos estaban arando en terreno nuevo intentando hacer funcionar un único plan encontrando una salida para un punto muerto estratégico. Es un hecho, sin embargo, que Halder se había ya mostrado irregular para la tarea de buscar la respuesta a problemas que demandaban soluciones originales. La campaña en Polonia, que sorprendentemente se volvió en una fácil tarea para la Wehrmacht, no había presentado dificultades en conjunto. Francia, sin embargo, ofreció mayor desafío, y aquí Halder se contentó con presentar a Hitler una propuesta demandando una potente ala derecha alemana para avanzar a través del centro de Bélgica hacia la parte norte del país –en otras palabras, una maniobra que no era nada más que una versión revisada del viejo plan Schlieffen. La rápida victoria estratégica sobre Francia fue hecha posible por Manstein y, a nivel táctico, por Guderian, quienes juntos planearon y ejecutaron la brillante penetración blindada en los bosques de las Ardenas. Para Hitler en diciembre de 1940 haber tenido expectativas muy distintas de Halder fuera de su nivel pasado de actuación parecía improbable, y esto indudablemente es una razón por la que Hitler estaba poco dispuesto a poner mucha confianza en el estado mayor. Otra razón era que la propuesta de Halder el 5 de diciembre para operaciones contra Rusia no había sido apelada por un hombre que siempre tenía buen ojo para las debilidades de su oponente. Esta propuesta no había hecho ningún buen uso de las lecciones puestas en adelante en los estudios compilados por hombres de la propia organización de Halder; aún menos se había considerado la posibilidad de dificultades imprevistas en los flancos, algo que el estudio Lossberg del OKW no había dejado de hacer. Halder comenzó su presentación a Hitler el 5 de diciembre de 1940 con una corta descripción geográfica del futuro teatro de guerra. Todo el frente estaba dividido en zonas norte y sur por los Pantanos Pripet. Como las carreteras y ferrocarriles eran mejores en la dirección Varsovia-Moscú que las del sur, los avances en la Unión Soviética al norte de los pantanos ofrecían mayores ventajas. Continuando con esta serie de reflexiones, Halder dijo luego que la masa del Ejército Rojo estaba aparentemente desplegada al norte de los pantanos. Esto, por supuesto, era pura conjetura por su parte y se pretendió apoyar su argumento con que Moscú era el objetivo más vital. Como ha sido anotado, el anterior plan Greiffenberg-Feyerabend había tenido en cuenta la fuerte presencia soviética en Ucrania. Este mismo hecho fue también reconocido en un estudio propuesto el 7 de diciembre de 1940 por el General Sodenstern, el jefe del estado mayor del futuro Grupo de Ejércitos Sur. En palabras de Sodenstern, “Por cuanto podemos ver, la principal acumulación de fuerzas rusas ha tenido lugar en el Distrito Militar de Kiev”.
Halder también anotó que muchas unidades soviéticas habían sido incrementadas en el oeste, cerca de la actual línea de demarcación en Polonia, que sus bases de suministros no podían estar demasiado lejos detrás de ellas, presumiblemente justo detrás de la línea de fortificaciones a lo largo de la antigua frontera soviético-polaca de 1939. En términos más generales, Halder concluyó que “los ríos Dnepr y Dvina representan la línea más oriental detrás de la cual los rusos tendrán que posicionarse. Si se retiran más hacia el este, entonces no serán capaces de proteger sus áreas industriales”. Con objeto de evitar que los rusos llevaran a cabo una batalla defensiva cohesiva al oeste de los dos ríos, Halder recomendó la utilización de masivos cercos blindados, especialmente en la parte central del frente en el área Minsk-Smolensk. Finalmente, Halder propuso la formación de tres grupos de ejército, dos al norte y uno al sur del Pripet, que deberían avanzar hacia Leningrado, Moscú y Kiev. El objetivo final de la campaña sería la línea Volga- Arcángel, y sería alcanzado con una fuerza de 105 divisiones de infantería y 32 divisiones blindadas y móviles, con dos ejércitos siendo mantenidos en reserva para la fase de apertura. En respuesta al informe de Halder, Hitler estuvo de acuerdo con el plan general pero añadió que la situación en los flancos del Grupo de Ejércitos Centro necesitaría ser tomada con cautela como la primera orden de cuestión. Esto podía ser hecho por cercos en la región del Báltico, auxiliado por fuerzas girando al norte desde el Grupo de Ejércitos Centro, si era necesario, y por cercos en el sur de Ucrania. Después de que estos cercos fueran completados, podía tomarse la decisión de tomar Moscú o de avanzar hacia el este de la ciudad si las circunstancias lo justificaban. La decisión, al menos en la mente de Hitler, había sido ahora hecha. Había elegido situar el Báltico y Ucrania delante de Moscú en términos de su importancia estratégica. Aceptando esta alternativa, Hitler también estaba de acuerdo con la primera innovación puesta por delante en el estudio Lossberg, que parte del Grupo de Ejércitos Centro sería utilizada para ayudar al Grupo de Ejércitos Norte para asegurar el flanco báltico antes del avance final sobre Moscú. Parece probable, sin embargo, que Hitler podía haber sido más preciso expresando su refutación al discurso de Halder. Declarándose “de acuerdo con las consideraciones operacionales propuestas [de Halder]” Hitler involuntariamente podía haber dado a Halder una salida para salvar su propio esquema. A pesar de toda la propaganda en contra. Hitler no intentó al comienzo de la guerra pasar pisoteando sobre sus generales. Puede ser que aquí intentara ser diplomático y evitara ofender a Halder delante de su colegas. Cuando la guerra en el este comenzó a desarrollarse desfavorablemente, una y otra vez Hitler huyó de cabeza de confrontaciones con sus generales. Típicamente, aplazaba una decisión para estudiarla más, dando tiempo a las personas cercanas a él, lo que de les daba confianza para reunir sus fuerzas y cambiar su supuesta terca voluntad hacia sus propios antojos. Esta tendencia de Hitler fue conocida por aquellos privilegiados que tenían un estrecho contacto con él y fue utilizada para sus conveniencias. Esta característica del fuhrer tuvo un impacto decisivo sobre el modo en que la guerra fue conducida en el este, en particular en el proceso decisorio en julio-agosto de 1941, como será visto en los capítulos posteriores. Es difícil decir qué pasó realmente por la mente de Halder en este punto, pues él dejó pasar en silencio los comentarios de Hitler, pero las acciones hablan más fuertes que las palabras y veremos que Halder era un hombre determinado en su propósito. Hitler y el OKW podrían resplandecer, pero Halder haría todo lo que pudiese para ver que su plan estratégico en Rusia y ningún otro sería puesto en práctica. De aquí en adelante, Halder y sus colegas en el OKH dedicarían la mayor parte de sus esfuerzos a subvertir las intenciones de Hitler en lugar de actuar de acuerdo con ellas.

Mapa de la situación de las fuerzas Soviéticas y Alemanas en junio de 1941:

 
Después de la guerra, esta actitud sería justificada sobre la base de la total irracionalidad de Hitler en colocar objetivos económicos por delante de los intereses puramente militares al planificar la campaña del este. Esta justificación es sólo parcialmente válida, sin embargo, mientras que los temores de Hitler por los flancos del Grupo de Ejércitos Centro estaban sólidamente basados sobre consideraciones estratégicas y operacionales, no por prioridades económicas. Por lo que respecta a preocuparse por los aspectos económicos de la guerra en el este, Hitler apenas puede ser culpado por dar una alta prioridad a la ocupación de Ucrania y del Cáucaso, con todos sus recursos. En el año 1940, Alemania dependía de los diez millones de toneladas de mineral de hierro importadas de Suecia. Alemania no producía ni cromo ni níquel, ambos esenciales para producir acero de calidad para armamentos. Ni el país tenía apenas tungsteno, necesario para fabricar máquinas herramientas de alta velocidad, y el suministro de molibdeno y de manganeso podía ser fácilmente cortado si Stalin decidía acabar con la cooperación económica con Alemania. Además, la mayoría de las reservas nacionales de Alemania de cobre y estaño habían sido utilizadas en la primavera de 1939. Hitler y la Rama Económica y de Armamentos del OKW eran agudamente conscientes de que el único recurso que Alemania tenía en abundancia era el carbón y que una guerra prolongada, ya sea en el este o en el oeste, finalizaría en una derrota de Alemania al menos que estas deficiencias fueran permanentemente remediadas. Decir que el plan de Hitler en 1940 estaba más preocupado por lo económico que por lo estratégico no es correcto, como un examen del estudio de Lossberg probará, pero el plan no ignoraba la economía, y este rasgo de él hizo la concepción de Hitler de la futura campaña más merecedora del nombre de “estrategia” que la propuesta puesta en adelante por Halder. Después del 5 de diciembre de 1940, el resto del año fue desilusionante, siendo hecho poco progreso hacia fraguar los objetivos básicos del plan ruso, y mucho menos encontrando el modo de traducir la teoría operacional compilada en varios estudios en un esquema definitivo de acción. No obstante, el año 1940 no deber ser dejado en el olvido sin un examen de otro acontecimiento relacionado con el problema ruso que sucedió poco antes de su fin; a mediados de diciembre el Oficial de Operaciones Jefe del estado mayor, Friedrich Paulus, realizó su juego de guerra final. La segunda fase de los juegos de Paulus fue mantenida el 17 y el 20 y concernía a dos cuestiones principales: (1) ¿Cómo sería posible coordinar los movimientos de las unidades mecanizadas y de la infantería en marcha, teniendo en cuanto sus diferentes promedios de velocidad? (2) ¿Cómo sería posible suministrar a un ejército de 3-3,5 millones de hombres tan al interior de la Unión Soviética? Debería anotarse que estas cuestiones eran fundamentales para el concepto total de la guerra relámpago. Si no podían ser encontradas soluciones satisfactorias para estos problemas, la premisa entera de que una victoria rápida podía ser obtenida sobre la Unión Soviética tendría que ser desechada. Al probar esta premisa, Paulus esencialmente estaba explorando un nuevo terreno, pues nunca antes al estado mayor se le había demandado que extendiera el concepto de guerra relámpago a un área geográfica tan vasta. El estado mayor estaba ahora tratando con un problema de dimensiones verdaderamente continentales, y un medio tenía que ser encontrado para tomar un conjunto de estrategias y de tácticas que habían sido diseñadas para utilizarlas en países del tamaño de Polonia y Francia aplicarlas en una tierra de espacio virtualmente ilimitado. Que los resultados de los esfuerzos de Paulus no fueron estimados conclusivos por Halder y el OKH no fueron defecto de Paulus; fueron, más bien, debidos a su miope incapacidad de percibir las dificultades con respecto al tiempo y al espacio a las que se enfrentaban en el este. Los rusos sabían perfectamente bien lo que el tiempo y el espacio significaban para las
operaciones militares en su enorme país y fueron capaces de utilizarlos para su ventaja. Para el alemán acostumbrado a vivir en los estrechos confines de la Europa Central, el significado real de la distancia tendría que ser aprendido por el camino más duro. A pesar del hecho de que el fuhrer había expresado una preferencia por una lacia estrategia contra la Unión Soviética en la conferencia del 5 de diciembre, el último juego de guerra de Paulus fue realizado sobre la base de que Moscú, no Leningrado o Ucrania, debería ser el objetivo principal. Es obvio del resumen de las maniobras escritas por Paulus después de la guerra que fue el plan del estado mayor de Halder el que estaba siendo probado y que los deseos de Hitler estaban siendo ignorados. Los participantes tomaron las instrucciones del estado mayor como su punto de partida, sin ser realizado un esfuerzo independiente para cuestionar ciertos preceptos que ahora se habían convertidos en artículos de fe aceptados por todo el mundo conectado con Halder y el OKH. Fue, por ejemplo, asumido para objetos de las maniobras (1) que los rusos tendrían que presentar batalla al oeste de la línea Dnepr-Dvina con objeto de proteger sus centros de producción vitales; (2) que los rusos emplearían una parte significativa de su ejército para combatir cerca de la frontera con objeto de proteger los territorios recientemente adquiridos y ralentizar la ofensiva alemana desde el principio; (3) que era necesario concentrar la mayor fuerza posible en el área del Grupo de Ejércitos Centro con objeto de tomar Moscú tan rápidamente como fuera posible; (4) que la Wehrmacht era decisivamente superior al Ejército Rojo en artillería, tanques, señales y comunicaciones, y en el aire. Estaba descontado que la división de infantería era un tercio más potente que la rusa en armas pesadas. El objetivo planteado durante el juego de guerra era alcanzar la línea Dnepr superior-Dvina-Lago Peipus, no de hecho tomar el mismo Moscú, aunque Moscú era considerado la piedra angular de toda la operación. El Grupo de Ejércitos Sur avanzaría desde Rumania y el sur de Polonia hacia Kiev. El Grupo de Ejércitos Centro atacaría desde el sur de Prusia Oriental y desde alrededor de Brest Litovsk con objeto de aislar a los rusos en el saliente de Bialystok, el cual se proyectaba pronunciadamente hacia el oeste. El Grupo de Ejércitos Centro luego enviaría rápidamente en cabeza columnas panzer hacia la línea al este de Orsha y Vitebsk, estableciendo cabezas de puente a través del Dnepr. El Grupo de Ejércitos Norte avanzaría desde Prusia Oriental hacia Leningrado, con la línea Velikie Luki-Staraia Russa-Lago Peipus como primer objetivo. Al Grupo de Ejércitos Norte también se le dio la responsabilidad de proteger el flanco izquierdo del Grupo de Ejércitos Centro. Tras alcanzar estos objetivos en el vigésimo día de la teórica invasión, todo el mundo acordó demandar una parada de tres semanas con objeto de refrescar las unidades blindadas, llevar suministros, y reagrupar a las fuerzas en general. En una evaluación de la situación en este punto, el comandante del Grupo de Ejércitos Sur, que había sido demorado frente a Kiev, solicitó el préstamo de algunas unidades blindadas del Grupo de Ejércitos Centro para ayudarle a aislar a los rusos defensores de Kiev de su retaguardia. El Grupo de Ejércitos Sur atacaría hacia el noreste desde una cabeza de puente al sur de Kiev mientras que el Grupo de Ejércitos Centro enviaría ayuda desde un área cercana a Gomel atravesando los ríos Dnepr y Desna hacia Nezhin. La reserva blindada del OKH cerca de Gomel también sería empleada en esta maniobra. El comandante del Grupo de Ejércitos Norte llegó a hacer una petición similar para el préstamo de blindados del Grupo de Ejércitos Centro y del OKH con objeto de estabilizar el frente defendido por su ala derecha (sur) al norte de Velikie Luke-Lago Ilmen. Estas solicitudes fueron protestadas por el comandante del Grupo de Ejércitos Centro, quien mantenía que asuntos secundarios no determinarían el resultado de la guerra y que su grupo debía de mantener su fuerza intacta sí tenía que llevar a cabo un asalto exitoso sobre Moscú. El resultado final de estas deliberaciones fue que el Grupo de Ejércitos Centro se le daría el visto bueno para llevar a cabo su misión mientras que los otros dos grupos de ejércitos se restringirían más o menos a papeles de apoyo. El Grupo de Ejércitos Sur rodearía Kiev sin ayuda exterior mientras al mismo tiempo concentraba el grueso de sus fuerzas en su ala izquierda (norte) y aislaría a los rusos al oeste de la línea Kharkov- Kursk. Una vez que hubiera sido alcanzada la línea Kharkov-Kursk, el flanco sur del Grupo de Ejércitos Centro la aseguraría. Con respecto al Grupo de Ejércitos Norte, el mismo Halder insistió en que la captura de Leningrado y la destrucción de las fuerzas soviéticas a lo largo del Báltico tendrían que esperar hasta que el objetivo del Grupo de Ejércitos Centro hubiera sido cumplido. Mientras tanto, el Grupo de Ejércitos Norte reforzaría su ala derecha conectando con el frente central en el área de Velikie Luki-sur del Lago Ilmen-Lago Peipus. En su resumen de las lecciones aprendidas en el estudio del juego de guerra, Paulus concluyó que las fuerzas alemanas “eran apenas suficientes para el propósito” asignado a ellas. Paulus demostró que la Wehrmacht estaría despojada de reservas en el momento de alcanzar Moscú y que el asalto final sobre la ciudad tendía que ser emprendido por fuerzas ya comprometidas en primera línea sin refuerzos continuados de todo. Paulus también anotó que alcanzar la línea Volga-Arcángel estaba más allá del poder de la Werhamcht para lograrlo. Otro factor que surgió en diversos aspectos como el mayor problema a ser superado durante este ejercicio fue, como ha sido mencionado, la dificultad asociada con el tiempo y el espacio en un país tan grande como la Unión Soviética. Con objeto de hacer servir la aceptada teoría alemana de la guerra relámpago en esta situación totalmente sin precedentes, los participantes en el ejercicio descubrieron rápidamente que alguna clase de compromiso tenía que ser alcanzado entre las rápidas unidades blindadas y las más lentas de infantería. Finalmente se decidió permitir a los blindados que se abrieran paso hacia delante en avances independientes, dejando sola a la infantería para eliminar a los enemigos aislados por los despreocupados movimientos de pinza de las columnas móviles. Esto, por supuesto, dejaba sin responder las serias reservas que algunos comandantes tenían sobre la falta de protección de flanco para estos avances blindados independientes, pero este problema no fue resuelto en 1940. Ciertamente, no fue adecuadamente tratado en 1941, tampoco. El hecho de la situación del suministro parecía vindicar incluso un descalabro peor con la teoría. La distancia desde el río Bug hasta Smolensk era de 700 kilómetros, y a Moscú de 1.000 kilómetros por aire. Los juegos demostraron que los depósitos de suministro alemanes situados poco detrás de los puntos de partida originales serían adecuados para sostener un avance hacia el este sólo hasta la línea Dnepr-Dvina. Si nuevas áreas de suministros fueran construidas, dependerían del escasamente conectado sistema ferroviario ruso, mayormente de un solo sentido y de vía ancha. Incluso después de que las líneas ferroviarias destruidas fueron reparadas, tomando en cuenta la dificulta extra de corregir el ancho de vía, el cálculo era que las carencias e interrupciones de suministro no podrían ser evitadas. En resumen, se concluyó que, con los materiales disponibles, se tendría que depender de la improvisación y que no podía ser encontrada de antemano una solución concreta para el problema del suministro. Las maniobras de guerra de Paulus fueron asombrosamente precisas en presagiar el curso real de los acontecimientos después del 22 de junio de 1941. El colapso del método de guerra relámpago era sólo cuestión de tiempo tras comenzar la campaña del este, como el ejército de Paulus demostró más allá de toda duda. Debe preguntarse porqué, teniendo toda la información a su disposición en cuenta, Halder no descartó su previamente propuesto esquema operacional y ofreció nuevas y más realistas propuestas a Hitler a comienzos de 1941, basadas sobre la probabilidad de que la campaña requeriría un mínimo de dos estaciones en Rusia en lugar de una. Paulus había probado que el plan del estado mayor del 5 de diciembre de 1940 era insolvente, falto de cualquier oportunidad de éxito. Dependía ahora de Hitler utilizar los duros y escasos fragmentos de información que tenía con objeto de formar un sólido molde para una directiva operacional en el este. Esto fue hecho el 18 de diciembre de 1940 en la forma de la Orden Número 21. 
La Directiva Barbarroja y su Implementación. Las similitudes de la Orden Número 21, o Directiva Barbarroja, con el anteriormente abordado estudio Lossberg han sido ya mencionadas, pero dos de estos puntos deben ser distinguidos. Primero, después de que las fuerzas enemigas en Bielorrusia fueran aplastadas, el Grupo de Ejércitos Centro se prepararía para girar hacia el norte con potentes fuerzas móviles y ayudar al Grupo de Ejércitos Norte a limpiar el área del Báltico de cualquier amenaza soviética. Segundo, con respecto a Moscú, “Sólo después del cumplimiento de esta primera tarea esencial, que debe incluir la ocupación de Leningrado y de Kronstadt, el ataque continuará con la intención de ocupar Moscú”. Se iba más allá declarando que “sólo un sorprendentemente rápido colapso de la resistencia rusa podría justificar la persecución simultánea de ambos objetivos [Leningrado y Moscú]”. En muchos otros aspectos, sin embargo, la Directiva Número 21 no difería materialmente de la propuesta de Halder del 5 de diciembre, especialmente en el nivel táctico. El Plan Barbarroja estaba de acuerdo con el estado mayor que puntas de lanza blindadas penetrando profundamente podían efectivamente llevar a la destrucción del grueso del Ejército Rojo en el oeste de Rusia. También incorporaba la idea de que el peso principal de toda la ofensiva, una fuerza compuesta de dos grupos de ejércitos, debería caer al norte de los Pantanos Pripet. El tercer grupo de ejércitos, el Grupo de Ejércitos Sur, avanzaría en dirección a Kiev mientras trataba de destruir a todas las fuerzas soviéticas en el oeste de Ucrania por medio de operaciones concéntricas. Un examen de la Directiva Número 21 no revela nada para apoyar la argumentación de que Hitler estaba obsesionado con los objetivos económicos mientras descuidaba las medidas necesarias y puramente militares. La única referencia directa a los fines económicos de la campaña está contenida en el siguiente pasaje: Cuando las batallas al norte y al sur de los Pantanos Pripet finalicen, la persecución del enemigo tendrá las siguientes metas: en el sur, la pronta captura de la cuenca del Donets, importante para la industria de guerra; en el norte, un rápido avance hacia Moscú. La captura de esta ciudad representará un decisivo éxito político y económico y también causaría la captura de los más importantes enlaces ferroviarios. La Directiva Barbarroja se cerraba con la declaración de que el fuhrer esperaba la entrega de los planes finales por sus jefes de servicio en conformidad con el conjunto de directrices trazadas por la directiva. El aciago año 1941 estaba ahora a la mano, y para la fecha objetivo inicial de mediados de mayo para Barbarroja quedaba muy poco tiempo. Mucho tenía que hacerse para preparar la nueva guerra; Halder y Brauchitsch se metieron de lleno en el tedioso pero necesario montón de detalles que tenían que ser sorteados si el ejército en el este tenía que ser una organización coherente y un sentido de propósito. Se ha dicho de Halder, sin embargo, que su “diligencia burocrática” era excesiva y que debería haber dedicado más tiempo a los conceptos más amplios de estrategia y planificación. El diario de Halder abunda en comentarios sobre pequeños detalles que a duras penas parecerían estar dentro de la incumbencia del jefe del estado mayor. El 31 de enero de 1941, Halder y Brauchitsch presentaron a Hitler la Directiva de Despliegue Barbarroja. Este documento esbozaba las áreas básicas de despliegue y los objetivos operacionales para todos los grupos de ejércitos, grupos panzer, y ejércitos en el frente del este. El OKH había sido compelido, sea como sea a regañadientes, a estar de acuerdo con los deseos de Hitler tal como los expresó en la conferencia del 5 de diciembre de 1940. Por esta razón, la directiva de despliegue proveyó que, después de que fuera alcanzado Smolensk por el Grupo de Ejércitos centro, “una fuerte porción de sus efectivos móviles debería cooperar con el Grupo de Ejércitos Norte con objeto de destruir a las fuerzas enemigas a lo largo del Báltico en el área de Leningrado”. Una provisión fue hecha para un inmediato asalto sobre Moscú sólo si se llegaba “a un inesperado y total colapso de la resistencia enemiga en el norte de Rusia obviando la necesidad de desviar [fuerzas blindadas al norte]”. Realmente, sin embargo, la directiva de despliegue era un compromiso, ya que la distribución de fuerzas dictada mostraba que la jefatura del ejército estaba intentando evitar que aguaran sus propios conceptos de pauta. Al Grupo de Ejércitos Sur se le dio tres ejércitos y un grupo panzer con objeto de lograr su misión de destruir al Ejército Rojo en Galizia y en Ucrania occidental, pero a uno de estos ejércitos, el Once, se le ordenó a insistencia de Hitler permanecer a la defensiva en Rumania. La fuerza alemana al norte de los Pantanos Pripet, compuesta de cincuenta divisiones de infantería y veintidós divisiones móviles o blindadas, era mucho más potente que la fuerza del sur de treinta divisiones de infantería y ocho divisiones móviles o blindadas. El OKH esperaba que el Grupo de Ejércitos Norte, con sus veintiuna divisiones (cinco móviles), lo haría lo suficientemente bien contra las estimadas treinta divisiones enemigas en su frente a fin de que pudiera prescindir de cualquier ayuda exterior. De este modo, el OKH calculaba que el Grupo de Ejércitos Norte sería capaz no sólo de controlar la situación en el Báltico sino también cubrir el flanco izquierdo del avance del Grupo de Ejércitos Centro hacia Moscú. La situación en el sur, sin embargo, continuó siendo un molesto problema. Desde finales de 1940 una cantidad creciente de información de inteligencia había sido filtrada desde la Unión Soviética que indicaba más allá de toda duda que un cambio principal en el despliegue del Ejército Rojo estaba teniendo lugar. La nueva área de concentración era Ucrania, con una acumulación allí que colocaba decisivamente al Grupo de Ejércitos Sur en una posición numéricamente inferior. Geográficamente, también, comprimido como estaba entre los Pantanos Pripet en su flanco izquierdo y la barrera montañosa de cuatrocientos kilómetros de largo de los Cárpatos en su derecho, el Grupo de Ejércitos Sur no podía esperar puntuar adecuadamente en las primeras batallas a lo largo de la frontera. En marzo de 1941, von Rundstedt, el comandante del Grupo de Ejércitos Sur, propuso formar un “Grupo Cárpatos” sacado del 17 Ejércitos que utilizaría territorio húngaro como su base para el ataque contra Rusia. Esta estrategia evitaría chocar de frente con los tres ejércitos soviéticos en el cuello de botella galiziano-podoliano entre los pantanos Pripet y los Cárpatos orientales. Hitler lo rechazó, sin embargo, sacando a colación las reservas políticas del gobierno húngaro. Así, después de que las fuerzas alemanas en Rumania hubieran sido debilitadas por la campaña de los Balcanes, y contrariamente al plan original, el Grupo de Ejércitos Sur debía de tener únicamente una ala de cerco y el 17 Ejército tendría que avanzar directamente hacia el frente enemigo. El creciente sentimiento de desasosiego sobre la situación en Ucrania se manifestó en una conferencia sostenida en el Berghof el 3 de febrero de 1941, poco después de la emisión de la directiva de despliegue Barbarroja.
En esa ocasión, Halder anotaba, en su informe a Hitler ocupándose de la realización de operaciones durante Barbarroja, que los signos de actividad militar rusa estaban en aumento en el Báltico y en Ucrania. Halder descontaba el significado de esta nueva iniciativa soviética en fortalecer sus defensas, sin embargo, degradando la capacidad de combate del Ejército Rojo. Halder expuso las últimas cifras del Departamento de Inteligencia del estado mayor, que estimaban las fuerzas soviéticas que se oponían a Alemania en sólo cien divisiones de infantería y veinticinco divisiones de caballería más treinta brigadas mecanizadas. El enemigo fue confirmado que tenía más tanques que la Werhmarcht, pero las unidades mecanizadas rusas eran descritas como sustancialmente inferiores a las alemanas. Por lo que respecta a las unidades de tanques operando en las divisiones de fusileros de armas combinadas soviéticas, el jefe del estado mayor las describió como “materialmente maltrechas”. A los rusos les fue concedido que estaban mejor equipados con artillería, pero su equipo era menospreciado como “de pequeño valor”. Halder también creía que era sin sentido incluso hablar en torno al liderazgo del Ejército Rojo, diciendo que sólo el Mariscal Timoshenko tenía alguna aptitud que comentar. Parecía por el tenor general de la alocución de Halder que se estaban yendo más allá de la usual burla de las fuerzas armadas soviéticas, tan de moda en los círculos superiores del ejército, y que estaba seriamente intentando convencer a Hitler de que todo lo que la Wehrmacht  tenía que hacer era caminar hacia Moscú y pedir las llaves para el Kremlin. Los intentos continuados de Halder y del OKH de erosionar el sentido de juicio de Hitler suministrándole información equívoca no tuvieron un efecto inmediato, pero finalmente, después de junio de 1941, la presión acumulada sobre el fuhrer desde todas direcciones se volvería muy grande, y su tozudez sería vencida con contundentes resultados. En respuesta al informe de Halder, Hitler rechazo tomar el cebo que le ofrecían y dijo que era aún de la opinión de que los rusos no serían fácilmente desalojados del Báltico y de Ucrania. Continuó manteniendo que el Ejército Rojo no debía de ser meramente rechazado sino destruido completamente, y que la mejor forma para hacer esto sería aferrar firmemente a las fuerzas alemanas más poderosas sobre los flancos mientras sujetaban defensivamente el frente central. Luego, después de que los flancos fueran asegurados, las restantes fuerzas enemigas en el centro podrían ser tratadas por medio de operaciones concéntricas. De nuevo, y el punto deber de ser enfatizado, Hitler basaba sus argumentos solamente sobre consideraciones estratégicas, no sobre planes económicos de largo alcance o un dogma político abstruso como a menudo ha sido acusado. Las líneas del conflicto estaban ahora firmemente trazadas entre Hitler y el OKH. No más cambios en los objetivos básicos o estratégicos tendrían lugar antes del 22 de junio de 1941. La única gran alteración en la planificación llegó como resultado del golpe de estado en Yugoslavia a finales de marzo de 1941, que hizo necesario para Hitler limpiar el flanco sur en los Balcanes antes de dirigirse hacia el objetivo principal, la Unión Soviética. Las operaciones en los Balcanes, que comenzaron el 6 de abril, provocaron que Barbarroja fuera pospuesta cinco semanas, del 15 de mayo al 22 de junio de 1941. Hitler acordó el nuevo horario en una conferencia con Warlimont el 30 de abril de 1941. Algunos han dicho que este retraso fue un factor vital en el fracaso de la guerra relámpago en Rusia para lograr una victoria decisiva antes del comienzo del invierno, pero esto no es realmente probable. Es improbable que el ataque pudiera haber tenido lugar más temprano, debido a las dificultades en desplegar a las fuerzas alemanas y también debido a las condiciones meteorológicas en la Unión Soviética que provocaron grandes e inusualmente tardías inundaciones de primavera. No obstante, es generalmente acordado que el deterioro y el desgaste sobre los vehículos blindados
alemanes fueron severos en la montañosa región de los Balcanes, y esto tendría un importante efecto posteriormente. Las razones más importante para el fracaso de la guerra relámpago, sin embargo, tendrían poco que hacer con el retraso de cinco semanas, como será visto. 
La Planificación Estratégica Alemana en Retrospectiva. Por su parte, los generales en el OKH y el estado mayor mantuvieron un taciturno silencio sobre sus planes reales e intenciones con respecto a Barbarroja. Halder y Brauchitsch eligieron no provocar un choque con Hitler sobre la cuestión de Moscú frente a los flancos en la Unión Soviética, pero no cabe duda de que existía un abismo de entendimiento entre los campos contrarios –Hitler y el OKW por un lado y el OKH, junto con su estado mayor, por otro. Debe decirse, sin embargo, que Warlimont, como jefe de la Sección “L” en el OKW era amable con Halder y el OKH. Como ha sido ya notado, pudo haber sido él quien intentó suprimir el estudio de Lossberg impidiendo que Hitler lo viera; pudo también haber sido responsable de mantener el estudio apartado de las manos de su superior (Jodl) durante dos meses en 1940. Se ha argumentado que los generales estaban justificados en no aclarar las contradicciones con Hitler antes de la campaña debido a que Moscú podía ser mantenido firme como un objetivo en el sentido político y militar sin formular los planes operacionales exactos para lograr llegar. Se consideró, además, planear de mala forma las etapas finales de una campaña incluso antes de que la guerra hubiera comenzado. En otras palabras, el OKH y Hitler eligieron interpretar el dictamen de Moltke de diferentes maneras. Hitler eligió dejar los objetivos estratégicos sin decidir hasta que la estrategia y el poder de resistencia del enemigo hubieran sido probados y esperar hasta que Smolensk y el Dnepr hubieran sido alcanzados antes de hacer una campaña final. Halder y el OKH querían establecer un objetivo básico sobre todo, una estrategia que ignoraba cualquier posibilidad real de que el enemigo tomara contramedidas efectivas sobre los flancos del Grupo de Ejércitos Centro. Según esta última visión, sólo ajustes menores tendrían que hacerse para ocuparse de dificultades en los flancos, mientras que el avance principal de la ofensiva sería llevado a cabo sin preocuparse sobre las concentraciones enemigas en el Báltico o en Ucrania. El tiempo diría cual de estos puntos de vistas eran el mejor adecuado para las realidades del combate en el frente del este. A todo lo largo del curso de la planificación estratégica alemana para la campaña del este en 1940-1941, y especialmente después de la frustrada visita de Molotov a Berlín en noviembre de 1940, se convirtió en tema consistente en las discusiones de los personajes militares de alto nivel con Hitler que Alemania tenía que establecerse concluyentemente en la Unión Soviética en el futuro inmediato. La necesidad de comenzar una guerra preventiva contra los bolcheviques era algo que no estaba en disputa, ni para el OKH, el OKW o Hitler. En el frente diplomático, la veloz acción soviética contra los estados bálticos y Rumania en junio-julio de 1940, junto con las demandas de Molotov de mayor influencia soviética en Finlandia y los Balcanes, convencieron a Hitler y las fuerzas armadas alemanas de que la URSS no iba a estar contenta con la expansión hacia el sur y hacia el Golfo Pérsico a expensas del Imperio Británico, como Ribbentrop y Hitler habían deseado. Stalin estaba determinado a jugar un papel dirigente en los asuntos europeos, y tenía mucho que hacer desde que el pacto de no agresión germano-soviético en el verano de 1939 consolidara la posición estratégica de su país en Polonia, Finlandia, los estados bálticos, y Rumania. En el frente puramente militar, a finales de la primavera de 1941, los alemanes tenían un cuadro, literalmente, claro del alcance de los preparativos bélicos rusos en las áreas occidentales.
Un grupo de aviones de reconocimiento de la Luftwaffe especialmente equipados para el vuelo a gran altitud, el “Escuadrón Rowehl”, durante algunas semana había estado realizando vuelos a través de la línea de demarcación germano-rusa a una profundidad de más de trescientos kilómetros. Aunque la información reunida por estos vuelos no era concluyente, llegó a ser obvio que en el caso de guerra la amenaza soviética hacia Rumania y el suministro de petróleo de la Wehrmacht se convertiría en muy grande. La decisión, entonces, de lanzar un duro golpe a la URSS antes de que su potencial amenaza pudiera crecer más allá del nivel existente fue de fácil aceptación entre los líderes militares alemanes. Ciertamente, no estaban motivados por ideas abstractas de “espacio vital” en el este, ni se dedicaban al concepto más grandioso de un “Gran Reich Alemán” extendiéndose desde Francia occidental al Mar Negro. Esto no debe dar el mentís de que los generales no nazis favorecían la expansión territorial de Alemania, pero ninguno de ellos consta en los archivos que endosara las propuestas más extremas de Hitler a este respecto. Creyeron, sin embargo, que después de 1941 la fuerza relativa de la URSS, económica, diplomática y militarmente, podía únicamente aumentar, mientras que la de Alemania sólo podía declina según se alargara la guerra en el oeste, una guerra que a la larga bien podría significar la participación de los Estados Unidos. El mismo Halder dijo después de la guerra que a ninguna nación se le debería denegar el derecho final de lanzar una guerra preventiva si ésta era la única alternativa que la quedaba abierta. Los rusos, también, no eran reacios a admitir que su país, ya bajo un masivo programa económico orientado hacia la guerra inaugurado por Stalin en 1929, habría estado en una posición mucho más fuerte en 1943 que en 1941. La mejor oportunidad para el Tercer Reich estaba en 1941, si bien era delgada. Si hay cualquier lección para ser aprendida del estudio de los esfuerzos alemanes en desarrollar un plan para la guerra contra la Unión Soviética, ésta es la ausencia de armonía entre los líderes políticos y militares, y entre las varias ramas militares también, lo que produjo una atmósfera en la cual la formulación de un programa lisamente coordinado de acción era realmente imposible. Sería fácil distinguir a uno o más individuos –Halder, por ejemplo- como condenables por haber causado esto, pero hacer esto sería un simplismo. Todo el sistema social, político, económico y militar del Tercer Reich puede ser visto como un surtido variado de imperios personales y esferas de influencia que existían en un estado de eterna y, algunas veces, feroz competición uno con otro. Este punto fue dejado por sentado muy efectivamente por Albert Speer en sus memorias, Dentro del Tercer Reich. El OKH era una de las muchas organizaciones que tuvieron que luchar por una medida de autonomía contra las crecientes esferas de interés de Himmler, Goring y Bormann. El OKH también estaba enzarzado en una lucha contra una organización militar rival, el OKW, que con razón o sin ella era considerada meramente como una extensión del ego de Hitler. En la atmósfera envenenada de desconfianza y sospecha, de rivalidad y celos, que prevalecía en la Alemania Nazi a finales de los 30 y comienzos de los 40, es fácil comprender cómo Halder y sus colegas se pusieron a trabajar en un estado de ánimo subversivo y conspirador contra cualquier cosa o persona, incluyendo a Hitler, que desafiara inmiscuirse en sus áreas de especialidad particulares. Ir a la guerra bajo tales condiciones significaba, sin embargo, cortejar con el desastre. También sería erróneo condenar al OKH y al estado mayor en seguida por su descuidado y aficionado manejo de Rusia como problema estratégico, pues ellos, como se ha visto, estaban operando en un vacío informativo con respecto al enemigo potencia. Pero la historia es un cruel juez y la ignorancia no se puede permitir que sirva como una excusa.
La prueba real de la sabiduría y del sentido común del OKH y de sus líderes llegaría en las orillas del Dnepr, Dvina y Desna en el verano de 1941, en Smolensk, Yelnia y Kiev. Para entonces se conocía bastante bien al enemigo y sus tácticas para hacer una apreciación honesta de una situación que había resultado ser una empresa más compleja y peligrosa de lo que originalmente habían imaginado. Sacando las conclusiones correctas tras alcanzar el Dnepr, el ejército alemán podía haber sido ahorrado de una catástrofe el año siguiente; se podría haber ganado un tiempo precioso para preparar al país y a su economía para la guerra total. Pero esto no pudo ser.